En este artículo nos vamos a centrar en la parte que, a mi juicio, es la más importante en el trading, el componente emocional. Podemos tener un sistema perfecto (eso no existe) o que tenga un porcentaje de éxito muy elevado. Incluso podemos tener un sistema que acierte el 50% de las veces (algo más normal).
Con una buena gestión de riesgo (lo hablaremos en otro artículo), si tu riesgo asumido es R y tu objetivo de beneficio es 2R, con un sistema de trading en la que tu operación sea favorable la mitad de las veces, serás un trader rentable.
¿Dónde está el problema? En tus emociones. El cerebro del ser humano está diseñado para ser racional, para asumir el mínimo riesgo posible, y sobretodo, para tener razón.
Ya puedes ser un gran empresario o una persona tenaz y con muchos conocimientos. Incluso ser la persona que mejor conoce cómo funciona el mercado. Si no tienes control de tus emociones, estás perdido.
¿Cuantas veces te ha pasado que entras en una operación y tu pulso se acelera? A partir de ese momento, da igual cuanto sepas, tus emociones pasan a tomar el control. La operación empieza con ligeras pérdidas... “¡oh no, me equivocado...!”
Luego recupera, pasa tu punto de entrada y empiezas a ganar unos cuantos puntos. “¡Bien bien, tenía razón!”
El precio empieza a darse la vuelta y ronda tu zona de entrada. “¡Ostras, no me había dado cuenta que el indicador X no estaba a mi favor!”, ves que empieza a recuperar y dices: “bueno, cuando llegue a breakeven cierro, así no pierdo nada”.
Pasa tu breakeven, ves ligeras ganancias y piensas: “era el propio ruido del mercado, estaba en lo cierto”.
De pronto ves que el precio vuelve a ir en tu contra. “¡Vaya, con lo que tenía ya ganado! Lo que no voy a hacer es perder en esta operación”.
El precio llega cerca de tu breakeven y cierras la posición con 2 puntos de beneficio (has apurado, pues seguías esperando tener razón y que se diera la vuelta).
Justo en ese punto, incluso antes de tu precio de entrada, el precio se gira en la dirección que habías hecho la operación y empieza un largo movimiento a tu favor. ”¡Cómo puede ser! ¡Lo sabía!”.
Otro ejemplo... te pones largo en una operación y ves que el precio empieza a caer. No puede ser, tu sistema no puede fallar. ¿Y qué haces? Mueves el Stop. Tu plan de trading dice que no se mueven los STOPS, pero tú lo mueves. El precio se acerca a tu nuevo STOP y crees que está a punto de darse la vuelta. Lo vuelves a mover, más riesgo. El precio sigue bajando. “¡No puede bajar más! Lo muevo unos puntos más”, hasta que has duplicado o triplicado tu riesgo, te das por vencido y por resignación cierras la operación. ¿Qué pasa entonces? Que el precio se mueve a tu favor, incluso por encima de tu punto de entrada y te pierdes la operación del año.
¿A qué trader no le ha pasado esto alguna vez? A mí, desde luego que sí. La razón por la que esto sucede es la aversión que tiene el ser humano a las pérdidas, combinada con la tenacidad (o cabezonería) que nos caracteriza.
Como decía, nuestra mente no está preparada ni para perder, ni para no tener razón. Es un mecanismo de defensa que tiene nuestro cerebro y proviene de nuestros antepasados. ¡Cómo vamos a cambiarlo ahora! Seguro que hay algo que falla en el sistema.
“¡Ah, ya sé! ¡Cambiaré de sistema, de time frame, el tamaño de la posición, pondré nuevos indicadores, haré un curso de trading!” Lamentablemente no funciona así...
Amigos traders, tenemos que cambiar nuestra forma de pensar en el mercado si queremos tener éxito. Las emociones juegan en nuestra contra, y la estadística a nuestro favor. Si tenemos un sistema que funciona, seamos fiel a él. Debemos aprender a gestionar nuestras emociones y operar desde la objetividad y serenidad, sino, estamos perdidos.
Hablaremos en otros artículos sobre cómo gestionar las emociones, pero por ahora es importante que hagamos una reflexión con nosotros mismos y analicemos con toda la crítica constructiva del mundo si estamos psicológicamente preparados para, de vez en cuando, no tener razón.