Se cumple un año de los máximos históricos del Bitcoin que dejan para la historia la máxima expresión de la exuberancia irracional rompiendo los sueños de miles de inversores que no supieron o quisieron saltar del barco a tiempo cegados por su avaricia ante una de las mayores burbujas de la historia de la humanidad.
En este gráfico podemos ver la evolución de la burbuja desde finales del año 2016 hasta su explosión hace ahora un año y posterior corrección tras salir a cotizar en la bolsa de futuros en Chicago.
Este fue uno de los dos grandes motivos por los que yo opté saltar del barco dos días antes de su salida a cotización. De hecho, así lo hice saber en uno de los artículos que más lecturas y enemigos me generó. Pero yo tenía la decisión firme de saltar del barco y así lo hice para luego escribir este titular:
Quise y hoy veo que fue un acierto el pasar mis ganancias de latentes a reales. Días después, pasaba lo que todos ya sabemos. De hecho, todas las burbujas que se han producido a lo largo de la historia tienen el mismo esquema. Los primeros que invierten en una burbuja ganan mucho dinero conforme el esquema Ponzi va atrayendo a nuevos inversores, y son precisamente esas ganancias las que atraen todavía a nuevos inversores. Bien por ausencia intrínseca de valor (Bitcoin, Bulbos de tulipales, peluches Beanie Baby,…), por codicia desmedida y falta de sentido común (Las Puntocom, el crack del 29, Los mares del Sur,…) o por falsedad deliberada (Subprime, Madoff, Forum Filatélico, Afinsa,...), son procesos de calentamiento que pueden continuar así durante años, muchos años. De hecho, es probable que España ostente el record de 25 años con Forum Filatélico y Afinsa.
Todo es bonito e incluso eres tachado de tonto si no participas en ello o si saltas del tren en marcha hasta que ocurre lo inevitable: El flujo de nuevos inversores se agota o se destapa el engaño, terminando la fiesta de forma repentina y de la manera más dolorosa posible.
¿Y ahora qué?
Ha fecha de hoy todavía hay muchos inversores que están cegados por la fe de que el Bitcoin batirá máximos históricos, otros cientos de miles siguen inclusive comprando a lo largo de la bajada con la esperanza de poder salir airosos de las arenas movedizas en las que se metieron. Pero la triste realidad, como decía ya hace un año, es que una moneda intrínseca de valor alguno más que para esconderse en operaciones delictivas en su anonimato no se sostiene ni siquiera a estos precios. Sin embargo, defender esta tesis ante este tipo de inversores es una ardua tarea por no decir imposible en sesiones como la de hoy, en la que vemos subir a la criptomoneda casi el 5 por ciento.
Desde el punto de vista técnico tiene que volver a colocarse por encima de los 6.000 dólares tantas veces defendido para que se muestre cierto interés. De hecho, el proceso de trasvase de capitales entre el denominado dinero inteligente y dinero tonto es uno de los más grandes de lo que se han vivido en la historia del hombre.
Averiguar hasta dónde va a bajar un activo o dónde éste hará suelo es una quimera a la par que pérdida de tiempo y dinero. Puedo hablar de las resistencias de finales de 2013 en 1.130 dólares, y que por cierto su superación en abril del año pasado hizo que yo entrase, pero realmente mientras que veamos máximos decrecientes es tontería que nos marquemos un objetivo correctivo. Está deshinchándose la burbuja y lo único que nos dirá que ya se ha hecho suelo es que la pauta de máximos y mínimos decrecientes se rompa y eso hoy por hoy es hablar de ver cierres sostenidos por encima de los 6.550 dólares.