Soplan vientos de cambio en el mundo a partir de hoy, con la asunción del nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que tendrá lugar al mediodía de Washington.
Al margen de lo que suceda en cuestiones políticas y sociales, en lo que respecta al mercado de divisas, las previsiones hablan de un dólar muy fuerte en todos los frentes, apoyado en dos pilares: el crecimiento económico de la primera potencia global que impulsará Trump y, en consecuencia, el rebrote de la inflación que de alguna forma ya están anticipando los miembros del FOMC en sus comunicados.
Un acercamiento del índice de inflación al 2% anual, meta de la Reserva Federal (Fed9, con una tasa de desempleo debajo del 5%, legado que ya deja el presidente Obama, serán una mezcla explosiva que obligará a aumentar tipos de interés velozmente.
Claramente, esto no solo beneficiará al dólar, sino que perjudicará a las economías emergentes, que deberán pagar tasas muy altas para financiarse, y con una baja en los precios de las materias primas. El petróleo sería la excepción: un crecimiento de Estados Unidos siempre genera aumentos del crudo.
De todas formas, el mercado sigue su marcha, y en este contexto, la libra perdió posiciones a primera hora, luego de una buena aceleración alcista del jueves. El quiebre de 1,2250 podría extender sus pérdidas, con siguientes soportes en 1,2215 y 1,2190.
El euro también cede terreno ante el dólar, aunque en forma más atenuada, y todo indica que la superación de 1,07 sería un muy buen impulso para la divisa única en el corto plazo.
El yen, por su parte, perdió su tendencia alcista de corto plazo con el quiebre de una línea de tendencia bajista en 115, y desde allí acelera, como es natural, a la zona de 116 unidades, fuerte resistencia que puede buscar en las próximas horas.