Finaliza el período estival en el que se paraliza casi toda la actividad ajena al turismo, los mercados bajan su volumen y muchos inversores aprovechan para alejarse de la operativa y evadirse de la misma. Todo trader o inversor lo es durante los 365 días del año, opere o no. Pese a estar alejado de las pantallas siempre hay lugar para pensar, evaluar o diseñar estrategias, áreas de mejora o los habituales y renovados objetivos a cumplir tras regresar de la desconexión financiera.
Está muy extendida e interiorizada la práctica de regresar tras unos días de descanso con nuevos aires y buenas intenciones. Volvemos con renovados objetivos que, cerrando los ojos, podemos visionarlos, sentirlos y casi tocarlos. Peter Ducker dijo que “Los planes son solamente buenas intenciones a menos que degeneren inmediatamente en trabajo duro”. Por norma nos cargamos de buenas intenciones al menos dos veces al año: Septiembre y Enero. Y ahora viene la pregunta: ¿Consigues alcanzar esos objetivos que has marcado con tanta ilusión?.
El camino hacia un objetivo jamás lo encontraremos llano y sin obstáculos. Por el hecho de haberlo visualizado no vamos a conseguirlo. Todo resultado viene precedido de un plan, seguido de acción, acompañado de habilidad y encabezado por la locomotora; la pasión.
• El plan: Solemos pensar en la meta u objetivo, nuestra ilusión y fantasía se encargan fácilmente de dar forma a esa situación que anhelamos y aspiramos alcanzar. Debemos bajar de la nube al suelo y proceder a respondernos si ese objetivo es viable o no. Hemos de sincerarnos y averiguar si disponemos de las capacidades técnicas, económicas, físicas y personales para realizar el camino. Si es así, podemos pasar al siguiente paso.
• La acción: Nadie va a tocar a la puerta y te va a ofrecer ayuda, dinero o apoyo. Has de moverte, desde ya. El objetivo está claro ¿verdad?, el plan debidamente organizado y escrito, has marcado unas fases y debes comenzar por la primera. Cada mañana toca ponerse el mono de trabajo y currar. No debes dejar de visualizar el objetivo; esa meta por la que estás moviéndote y que precisa de toda tu atención.
• Habilidad: Hemos dicho que el objetivo ha de ser ser realista y por tanto, debemos tener facultades para ir superando etapas, pero, ¿qué hacemos cuando surgen obstáculos?. Aparecen las primeras montañas y nuestro precioso e idílico camino se tuerce, contratiempos no planeados, por ello se llaman contratiempos. En todas las facetas de la vida, la habilidad para superar estas dificultades nos la va a dar la experiencia y nuestra propia personalidad. Estarás obligado a navegar en las adversidades y dar soluciones.
• Pasión: Es el motor de todo proceso de cambio, tiene la fuerza de derribar muros. Si lo mantienes interiorizado y de verdad se siente, el plan se completará, no lo dudes. Ahora es cuando toca citar una de las situaciones que obstaculizan la consecución de logros: no disfrutar del camino. Es importante visualizar el objetivo, pero siempre disfrutando del proceso, del presente. Has de sentir y saborear cada uno de los pasos y acciones que hagas.
Cualquier proceso de cambio, ya sea a nivel financiero o en otra faceta de la vida, va a necesitar que extraigas la mejor versión de ti. En muchas ocasiones es complicado asumir y aceptar esos cambios. El miedo suele bloquearnos y la gestión de un gran catálogo de emociones que van apareciendo en el camino se vuelven obstáculos para llegar a la cima.
Como habrás observado la consecución de objetivos comienzan en la mente de cada individuo, esa que tanto hemos de cuidar y, para lograr diseñar y ejecutar cada acción, debemos de hacerlo desde la consciencia. Os animamos desde ya a comenzar un fantástico camino, el del autoconocimiento.
En el mundo de las inversiones financieras hay que lidiar con el ego, el yo interno. El ego es esa vocecita que constantemente intenta tener el control sobre nuestras decisiones y acciones, consiguiendo a menudo salirse con la suya y sabotearnos la operativa, el plan y acaba mermando la paciencia, autoestima y salud.
Actuar sin presiones, detectar las emociones y ejecutar con disciplina. A ese estado tendrá que llegar todo aquel que quiera alcanzar un objetivo, ese que con tan buenas intenciones ha marcado.