El Enigma del Desarrollo Económico

Palabras  del  Dr.  Manuel  Sánchez  González,  Subgobernador  del  Banco  de  México,   con   motivo   de   la   inauguración   de   la   exposición   “Desarrollo  Sustentable:  Imágenes  del  Mundo”,  en el  Museo  Interactivo  de  Economía (MIDE), en la Ciudad de México, el 31 de enero de 2012.

Es  para  mí  un  honor  tener  la  oportunidad  de  dirigirles  unas  palabras  con motivo   de   la   inauguración   de   la   exposición   fotográfica   “Desarrollo Sustentable:  Imágenes  del  Mundo” en  el Museo  Interactivo  de  Economía. Felicito  a  los  organizadores  de  esta  muestra  y,  en  especial,  a  la  Agencia Francesa  de  Desarrollo  por  esta  espléndida  iniciativa  que  coincide  con  la celebración de su septuagésimo aniversario.

El tema de la exposición que hoy se inaugura es de gran importancia, ya queel desarrollo es la forma en que las sociedades pueden aumentar su nivel de bienestar.  Aunque  no  de  forma  exclusiva,  la  calidad  de  vida está  asociada con la cantidad de bienes y servicios producidos, lo que, en última instancia la  convierte  en  un  fenómeno  económico.  Únicamente,  con  un  mayor ingreso,  la  gente  puede  comer  mejor,  comprar  medicinas,  educarse  más, viajar y tener acceso a otros medios de satisfacción material y espiritual.

A  pesar  de  los  inevitables  ciclos  económicos,  el  desarrollo  supone  el mantenimiento, por periodos prolongados, de una tendencia ascendente en la producción. Su sostenibilidad requiere asegurar que no se comprometan los recursos físicos, naturales o financieros limitando la prosperidad futura, de  ahí  que  sea  natural  calificar el  desarrollo  como “sustentable”.  Además, sólo con crecimiento económico duradero se combaten de forma efectiva la pobreza y la marginación.

Esta  exposición  nos  recuerda  que  impulsar  el  desarrollo  es  desafiante.  Tal vez  no  exista  una  tarea  más  inquietante  para  los  economistas  y  para los responsables   de   las   políticas   públicas   que   entender   por   qué   algunas naciones   han   prosperado   y   otras   se   han   quedado   rezagadas   y,   más específicamente, por qué en la actualidad el nivel de ingreso por habitante de las  sociedades  más  ricas  supera  en  más  de treinta  veces  el de las  más
pobres.

De  inmediato  se  constata  que  estamos  frente  a  unos  interrogantes  cuya respuesta puede ser compleja. Sin duda, el crecimiento de largo plazo es un proceso misterioso en el que deben interactuar múltiples factores de forma armoniosa, aunque no única ni mucho menos mecánica. Para el progreso no existen panaceas ni recetas de dos o tres acciones mágicas.

Para  ser  justo,  debo  aclarar  que  los  economistas  han  identificado  con relativa   claridad   tres   grandes   elementos   sintomáticos   que   tienden   a sustentar  el  desarrollo material  de  largo  plazo:  primero,  la  inversión  en elcapital físico, es decir en máquinas y fábricas; segundo, el crecimiento en el capital  humano,  o  sea  aumentos  en  salud  y  educación  lo  que, por  cierto,puede  incluir  escolaridad  y  entrenamiento  en  los  puestos  de  trabajo;  y tercero, el  cambio tecnológico,  expresado en la generación o absorción de conocimientos que nos hacen más productivos.

Mi enumeración de factores es simple y espero que útil, pero claramente no basta  para  entender  el  desarrollo.  En  particular  si,  como  lo  confirman  la ciencia  económica y  los  datos, los elementos  referidos  son  los  pilares  del progreso ¿por qué las sociedades menos avanzadas no los han adoptado o, por lo menos, no lo han hecho con la suficiente intensidad o perseverancia?

Esta   pregunta   de   más   fondo   aumenta   la   complejidad   del   tema.   Los estudiosos  del  desarrollo  han  intentado  varias  respuestas,  pero  la  que parece  más  fundamentada  es  la  que  identifica  las  verdaderas  causas  del desarrollo con las instituciones y políticas que generan incentivos adecuados para los factores que mencioné.

La constitución de ese ambiente favorable al crecimiento es una  elección de la sociedad y su aplicación es una tarea intransferible del Estado. Aunque la configuración de tales reglas del juego depende de cada país y no existe un modelo   único,   me   gustaría   citar   dos   elementos   que   parecen   haber desempeñado  un  papel  crucial  en  el  robustecimiento  de  los  pilares  del desarrollo en muchos países.

El primero es el respeto de los derechos de propiedad, lo que, por ejemplo,significa   que   cada   persona   pueda   disfrutar,   sin   que   se   le   arrebaten injustificadamente, los frutos de su esfuerzo productivo. Este principio es la razón  de  ser  del  objetivo  prioritario  del  Banco  de  México  y  de  muchos bancos  centrales  en  el  mundo,  de  velar  por  la  estabilidad  del  poder adquisitivo de la moneda nacional. La inflación opera como un impuesto no legislado  sobre  el  ahorro  que,  por  cierto,  tiende  a  afectar  más  a  los  más
pobres.

El  respeto  a  los  derechos  de  propiedad, que  incluye  también  la  seguridad pública  y  la  aplicación  igualitaria  de  las  leyes,  genera  incentivos  para educarse,   trabajar,   invertir   e   innovar   que,   como   mencioné,   son   el basamento del desarrollo.

Además, la definición de los derechos de propiedad es una  forma eficientede combatir algunos de los problemas que ponen en peligro la preservación de  la  naturaleza   y  el  medio  ambiente  y,  por  lo  tanto,  el  desarrollo sustentable.  Con  definición  y  respeto  a  los  derechos  de  propiedad  es impensable  la  explotación  sin  renovación  de  los  bosques  o  la  pesca  sin cultivo de las especies acuáticas.

Un  segundo  elemento  del  entorno  favorable  es  la  competencia  en  las transacciones  económicas.  La  libre  entrada  a  participar  en  las  actividades productivas  y  la  apertura  al  exterior  propician  la  eficiencia,  a  la  vez  que permiten disfrutar los frutos del ingenio de las personas que viven en otros países,   como   es   el   caso   de   las   tabletas   electrónicas   y   los   teléfonos inteligentes en la actualidad, e incorporar nuevas tecnologías que nos hacen más productivos.

Finalmente,  para  que  el  proceso  de  desarrollo  sea  sostenible  se  requiere mantener un consenso social a favor del crecimiento, lo que implica facilitarel acceso de toda la población a las posibilidades de progreso. Esto  puede incluir,  por  ejemplo,  el  apoyo  transicional  a  la  población  más  pobre  en materia de educación básica, de forma tal que se fortalezcan los incentivos al  trabajo,  mediante  transferencias orientadas  a  que  las  familias  envíen  a sus hijos a la escuela.

La muestra fotográfica que hoy apreciaremos es un interesante recuento de algunos de los programas que la Agencia Francesa de Desarrollo ha llevado a cabo solidariamente en siete países del Hemisferio Sur a favor del desarrollo sustentable.  A través  de la  mirada  de  siete  fotógrafos podremos  imaginarcómo  el  impulso  a  la  salud  materno-infantil,  el  aprovechamiento  de  los suelos, la interconexión de los poblados, la educación y la transferencia de conocimientos puede activar, junto con otros elementos, las oportunidades de progreso.

Concluyo  reiterando  mis  felicitaciones  a  los  que  hicieron  posible  que disfrutemos  esta  exposición y  a  la  Agencia  Francesa  de  Desarrollo  por  su aniversario  deseando  que  cumpla  muchos  años  más  de  fructífera  labor contribuyendo   a   entender   las   condiciones   que   explican   el   misterioso proceso del desarrollo económico.