Palabras del Dr. Manuel Sánchez González, Subgobernador del Banco de México

Innovación Empresarial y Estabilidad Financiera
Palabras  del  Dr.  Manuel  Sánchez  González,  Subgobernador  del  Banco  de
México, con  motivo  de  la  inauguración  de  la  exposición  “Ser  emprendedor:
una  historia  personal”,  en  el  Museo  Interactivo  de  Economía  (MIDE),  en  la
Ciudad de México, el 26 de octubre de 2011.

Es  para  mí  un  honor  tener  la  oportunidad  de  dirigirles  unas  palabras  al
inaugurarse  hoy  en  el  MIDE,  la  exposición  “Ser  emprendedor:  una  historia
personal”. Así como la primera obligación de un orador es la de ser breve para
no fastidiar al auditorio, obligación que trataré de cumplir, el primer requisito
para ser un emprendedor es innovar.

La historia nos demuestra, una y otra vez, que el avance económico sostenido
tiene  como  raíz  la  innovación.  Alguien encuentra  una  nueva  forma  de  hacer
algo,  o  mejora  un  proceso,  un  producto  o  un  servicio  y,  gracias  a  esa
innovación, se puede lograr hacer lo mismo que antes, pero en menos tiempo,
o  con  mayor  calidad  o  con  menos  recursos.  Eso,  y  no  otra  cosa,  es  lo  que
llamamos  productividad.  Y  sólo  mediante  esos  cambios,  que  en  ocasiones
memorables, son verdaderos saltos gigantescos en el aprovechamiento de los
recursos escasos, las naciones, las familias y las personas de todos los niveles
sociales prosperan y viven cada vez mejor.

Por eso la presencia del emprendedor, del innovador que consigue hacer más
con menos, y que hace nuestra vida cada vez más llevadera, es decisiva para el
progreso   de  la  humanidad.  Por  eso,  el  prematuro  fallecimiento  de  un
emprendedor  excepcional,  como  fue  Steve  Jobs,  produjo  tal  conmoción
instantánea en millones de personas que jamás lo conocieron personalmente,
pero para quienes las aportaciones de Jobs hicieron la vida más fácil y menos
limitada.

Una   medida   de   la   magnitud   de   las   aportaciones   de   un   emprendedor
extraordinario como lo fue Jobs, es que la inmensa mayoría de los millones de
personas que conocieron en todo el planeta la noticia de su fallecimiento en
unos cuantos minutos, se enteraron gracias a algún invento en cuya gestación
participó el propio Jobs.

Este  museo,  el  MIDE,  es  también  un  ejemplo  de  innovación  emprendedora
particularmente  afortunada.  En  2002  la  Junta  de  Gobierno  del  Banco  de
México aprobó su establecimiento y dispuso la constitución de un fideicomiso
para operar un espacio cultural y educativo dedicado a la materia monetaria,
financiera y económica. Se desató entonces un proceso de innovación que, en
una primera etapa, requirió que el Banco de México restaurase  este edificio,
conocido  como Antiguo  Convento  de  los Betlemitas,  y llevó  a cabo   diversos
trabajos de acondicionamiento que permitieron contar con un espacio idóneo
para el Museo.

En   una   segunda   etapa,   a   partir   del   2005,   los   principales   bancos   e
intermediarios financieros del país participaron con aportaciones monetarias y
en  especie  para  la  creación  del  Museo,  para  lo  cual  se  contó  con  la  asesoría
técnica  de  especialistas  del  Banco  de  México.  Por  último,  los  esfuerzos  se
vieron  cristalizados  en  julio  de  2006,  cuando  el  MIDE  abrió  sus  puertas  al
público, con una oferta educativa innovadora y moderna, que le ha permitido
mantenerse como un recinto cultural de alta calidad, orientado a la enseñanza
y divulgación de temas económicos y financieros de actualidad.
Todo esto no habría sido posible sin la semilla de una idea innovadora, que fue
la  de  hacer  de  la  difusión  de  los  asuntos  financieros  y  económicos  entre  el
gran público, algo apasionante, divertido, memorable. Y hacerlo muy bien, con
esmero, añadiendo valor a lo ya existente.

Ser emprendedor: una historia personal

Por todo esto, es motivo de congratulación que el MIDE, fiel a su compromiso
de  origen  y  con  la     colaboración  del  Programa  Educación  Financiera  de
Banamex,   “Saber   Cuenta”,   presente   hoy   esta   nueva   exposición   “Ser
Emprendedor: una historia personal”.

La figura del emprendedor como agente de cambio es conocida en la ciencia
económica por lo menos desde fines del siglo XVIII. 1 Desde entonces diversos
economistas han estudiado la importancia del  emprendedor y de la creación
de negocios y productos innovadores en el crecimiento económico.

Un elemento clave de los emprendedores tiene que ver con la innovación; de
hecho, para el economista austriaco, Joseph A. Schumpeter, un emprendedor
deja  de  serlo    simple  y  sencillamente  cuando  deja  de  innovar; cuando  ya  no
crea  nuevos  productos,  métodos  de  producción,  sistemas  de  distribución,
nuevas  formas  de  abordar  los  mercados,  ni  formas  de  organización.    Debo
advertir que al innovar, irremediablemente otros productos, otras formas de
hacer   las   cosas,   otros   procesos   se   vuelven   de   inmediato   obsoletos   e
innecesarios.  Al  proceso  innovador  que  desplaza  al  modelo  vigente  para
adoptar uno mejor se le conoce, por eso, como “destrucción creativa”. 2

De  hecho,  el  primer  síntoma  de  vitalidad  de  una  economía  dinámica  es  la
constante desaparición de negocios que son reemplazados por otros mejores.
Es  impresionante  ver  en  este  tipo  de  economías  que,  a  pesar  de  las  altas
probabilidades de fracaso que enfrentan los negocios, todos los días surge un
sinnúmero  de  emprendedores  dispuestos  a  innovar  y  a  desarrollar  nuevos
proyectos.   Indudablemente,   todo   ello   ocurre   en   un   ambiente   de   libre
competencia, que permite la entrada de nuevos participantes lo que, a fin de
cuentas, beneficia al consumidor con mejores productos a menores precios.

En  suma,  la  innovación  es  la  pieza  fundamental  para  ser  empresario  y  su
relación  con  el  desarrollo  económico  se  constata  al  ver  que  aquellos  países
con más generación de patentes, como un indicador de innovación, tienen un
PIB  per  cápita  más  elevado.  Por  supuesto,  los  determinantes  del  desarrollo
económico son múltiples; sin embargo, no es difícil imaginar que un país con
más  y  mejores  innovaciones  estará  más  preparado  para  producir  bienes  y
servicios de manera eficiente y con calidad.

1 Véase Cantillon, R., (1755), Essai Sur la Nature du Commerce en General, Kessinger Publishing.
2 Véase Schumpeter, J.A., (1934), The Theory of Economic Development, Cambridge, Mass: Harvard
University Press; y Schumpeter, J.A., (1943), Capitalism, Socialism and Democracy, London: George
Allen and Unwin.

Estabilidad e innovación
Ahora  bien,  la  innovación  es  un  proceso  complejo  que  requiere  de  un
ambiente  propicio  para  florecer.  En  particular,  un  país  debe  ofrecer  un
entorno  económico  estable  que  permita  a  cualquier  individuo  planear  y
organizar sus esfuerzos, así como los incentivos adecuados para convertirse, si
lo  desea,  en  emprendedor,  y  asegurarle  que  recibirá  los  beneficios  de  su
creación.  Entre  esos  incentivos  se  encuentra  la  existencia  de  instituciones
sólidas que garanticen el respeto a los derechos de propiedad y de un sistema
financiero desarrollado, profundo y estable, que permita canalizar los recursos
de la economía a sus usos más productivos.

Desafortunadamente,    el   entorno   económico    no    siempre    favorece    el
surgimiento de los emprendedores. La historia está llena de crisis económicas
recurrentes  que  inhiben  el  proceso  creativo  y,  por  tal  motivo,  frenan  el
crecimiento económico. Precisamente, en la actualidad, la economía mundial
enfrenta las consecuencias de una de las crisis más severas y extendidas de las
que se tenga memoria, la cual se ha traducido en expectativas de crecimiento
lento para varios años.

En este entorno, México se ha destacado por la fortaleza de sus fundamentos
económicos, lo cual le ha permitido diferenciarse de las economías avanzadas
en problemas y de otras economías emergentes. En efecto, nuestra economía
goza de finanzas públicas sanas y de una inflación baja convergiendo a la meta
del tres por ciento anual.

Además, a diferencia de otras épocas, hoy la economía nacional muestra  un
equilibrio  en  sus  cuentas  externas,  basado  tanto  en  un  moderado  déficit
comercial  como  en  un  ingreso  de  capitales  en  buena  medida  de  mediano
plazo,  con  un  régimen  de  tipo  de  cambio  flexible.  Asimismo,  el  sistema
financiero  mexicano  está  integrado  por  intermediarios  bien  capitalizados  y
con   reservas   y   liquidez   adecuadas,   así   como   de   mercados   financieros
desarrollados y profundos en comparación con otras economías emergentes.

De  acuerdo  a  su  mandato  constitucional,  el  Banco  de  México  además  de
cumplir  con  su  objetivo  prioritario  de  procurar  la  estabilidad  del  poder
adquisitivo  de  la  moneda  nacional,  busca  promover  el  sano  desarrollo  del
sistema  financiero  y  propiciar  el  buen  funcionamiento  de  los  sistemas  de
pagos. Para la consecución de estas finalidades debe fomentar y mantener un
un  sistema  financiero  capaz  de  realizar  su  función  de  intermediación  con
normalidad, incluso en circunstancias adversas.

Lo anterior  lo  realiza conduciendo una  política monetaria congruente  con su
objetivo  de  estabilidad  de  los  precios.  Además,  junto  con  otras  autoridades,
contribuye  al  fortalecimiento  del  marco  de  regulación  y  supervisión  del
sistema  financiero.  Asimismo,  procura  dar  un  seguimiento  continuo  a  los
riesgos  del  sistema  financiero  para  anticipar  con  oportunidad  amenazas  a  la
estabilidad y tomar medidas para mitigarlas. Todas estas tareas son esenciales
para que la innovación de los emprendedores florezca, en beneficio de toda la
sociedad.

Comentarios finales

Concluyo  felicitando  nuevamente  a  los  organizadores  de  este  importante
proyecto  vanguardista  que  seguramente  brindará  las  herramientas  básicas
para  quienes  buscan  crear  e  innovar, para  nuestros  futuros  emprendedores.
Tengo  la  certeza  de  que  México  continuará  beneficiándose  de  la  estabilidad
financiera, la cual es el terreno propicio, abonado, para el surgimiento de cada
vez más empresarios innovadores.