Las temporadas alcistas siempre nacen del pesimismo, crecen en el escepticismo, maduran en el optimismo y mueren en la euforia. Las burbujas explotan en el momento que los inversores comienzan a pensar que el alza es para siempre. Es decir, las burbujas explotan de codicia. Pese a que la economía real no está en su mejor momento, los mercados financieros están de fiesta. Y eso se lo debemos principalmente a los estímulos monetarios de la Reserva Federal. La liquidez infla los precios, pero hasta cierto punto. Tarde o temprano, los fundamentales importan. Es obvio que los activos están sobrevalorados. La continua lluvia de billetes ha logrado posponer un nuevo crash, pero, ¿hasta cuándo? El evento clave: La elección presidencial en los Estados Unidos.
Normalmente, se piensa que el mercado de valores es un fiel reflejo de la economía. Sin embargo, esto no es del todo cierto. El índice Dow Jones (DJAI) incluye a las 30 compañías más grandes. Y el S&P 500 incluye a las 500 más grandes. Estas listas no representan a todos los negocios. De hecho, excluyen a la gran mayoría. La pequeña y mediana empresa son parte esencial de la economía estadounidense. Pero no figuran en los grandes titulares de Wall Street. Las grandes compañías son muy influyentes en la economía, pero no son la economía.
Sigue leyendo: 3 formas en que la impresión de la Reserva Federal de EEUU está impulsando el alza del oro, plata y Bitcoin