Por Yara Bayoumy
EL CAIRO (Reuters) - Después de una violenta campaña dirigida a las fuerzas de seguridad, los extremistas egipcios parecen estar poniendo el foco en el punto más vulnerable del presidente Abdel Fattah al-Sisi: la economía.
Los ataques a dos importantes lugares turísticos en ocho días son muy preocupantes para un gobierno que ha puesto gran parte de su credibilidad en la reactivación de la economía tras años de inestabilidad política.
En un ataque suicida cometido el miércoles una persona se inmoló cerca del antiguo templo de Karnak en Luxor, hiriendo a cuatro egipcios. Una semana antes, dos policías murieron en un ataque cerca de las pirámides de Giza, cientos de kilómetros al norte.
Las fuerzas de seguridad desmantelaron el jueves una bomba ubicada en la entrada del Ministerio de Suministros en El Cairo, informó la agencia estatal de noticias MENA.
Aunque que los ataques no mataron ni hirieron a turistas, sí preocupa que los extremistas islamistas hayan abierto un nuevo frente: el económico.
Altos cargos egipcios, desde el presidente al gobernador de Luxor se esforzaban por asegurar que todo estaba bien, que el ataque frustrado de esta semana mostró que las fuerzas de seguridad estaban en alerta y protegerían a los turistas.
Pero dar garantías de que algunas de las atracciones turísticas más espectaculares del mundo sean seguras es complicado.
"Los autores no tienen que atacar a gran escala para asustar a las personas que están tratando visitar el país. Todo lo que necesitan hacer es provocar unos pocos incidentes aquí y allá para crear percepciones", dijo Kamran Bokhari, experto en geopolítica de Oriente Próximo y Asia del Sur.