Por Lefteris Papadimas y George Georgiopoulos
ATENAS (Reuters) - Grecia actuó el domingo para contener las crecientes tensiones sobre su golpeado sistema financiero, cerrando los bancos e imponiendo unos controles de capitales que plantearon la perspectiva de que el país se vea forzado a salir del euro.
Después de que las negociaciones del rescate entre el gobierno de izquierda y los prestamistas extranjeros fracasaron el fin de semana, el Banco Central Europeo congeló el vital respaldo financiero a los bancos griegos, dejando a Atenas sin otra opción que cerrar el sistema para evitar un colapso bancario.
Se prevé que los bancos estén cerrados toda la próxima semana y habrá un límite diario de 60 euros para los retiros de efectivo de los cajeros automáticos, que reabrirán el martes. Los controles de capitales probablemente duren muchos meses, como mínimo.
"Cuanto mayor sea la calma con la que lidiamos con las dificultades, más pronto podremos superarlas y más leves serán sus consecuencias", dijo, con aspecto preocupado, el primer ministro Alexis Tsipras en un mensaje televisado. Prometió que los depósitos bancarios estarán seguros y que se pagarán los salarios.
Incluso mientras Tsipras hablaba, las líneas que se formaban en las estaciones de servicio y frente a la reducida cantidad de cajeros automáticos que todavía tenían efectivo ponían de relieve la escala del desastre que enfrentan los griegos, que han soportado más de seis años de declive económico.
El fracaso en los intentos para acordar con los acreedores deja a Grecia en camino a un default de un pago de 1.600 millones de euros que tiene que hacer al Fondo Monetario Internacional el martes. Atenas debe pagar otros miles de millones de euros al Banco Central Europeo en los próximos meses.
El inminente default al FMI deja a Grecia en la senda hacia la salida del euro, con consecuencias inimaginables para el gran proyecto europeo de unir a sus naciones de manera irrompible a través de la moneda común. También implica amplias consecuencias para el sistema financiero global.
Después de meses de discusiones, los exasperados socios europeos de Grecia han culpado directamente a Tsipras por la crisis. El primer ministro de 40 años los sorprendió en las primeras horas del sábado, al rechazar las demandas de los prestamistas y convocar un referendo sobre el rescate.
Los acreedores desean que Grecia recorte las pensiones y eleve impuestos en niveles que según Tsipras agudizarían una de las peores crisis económicas en tiempos modernos en un país donde un cuarto de la fuerza laboral está desempleada.
Luego de anunciar el referendo, Tsipras pidió una extensión del rescate existente de Grecia hasta después de la votación del 5 de julio. Los funcionarios de la zona euro se negaron, y en su mensaje televisado, Tsipras denunció el rechazo como un "acto sin precedentes".
Pese al endurecimiento de las posiciones, responsables de toda Europa y de Estados Unidos hacían rondas frenéticas de llamados y organizaron encuentros para tratar de salvar la situación.
El presidente estadounidense Barack Obama llamó a la canciller alemana Angela Merkel, mientras que funcionarios estadounidenses instaron a Europa y al FMI a presentar un plan para sostener a la moneda única y mantener a Grecia en la zona euro.
Los gobiernos de Alemania y Francia anunciaron encuentros políticos de emergencia.
El primer ministro francés Manuel Valls instó a los griegos a regresar a la mesa de negociaciones.
"No me puedo resignar a que Grecia deje la zona euro (...) debemos encontrar una solución", dijo Valls a Europe 1, Le Monde e iTELE en una entrevista conjunta.
BÚSQUEDA DE REFUGIO SEGURO
El euro caía fuertemente contra el dólar al tiempo que los futuros de la deuda del gobierno estadounidense, considerada un refugio seguro para los ahorros, repuntaban ya que los inversores temían por el efecto de un default griego y una salida de la zona euro.
"Eso tendrá un impacto real grande en los mercados y eso generará mayor volatilidad", dijo Ian Stannard, responsable europeo de estrategia cambiaria de Morgan Stanley (NYSE:MS) en Londres.
El euro caía casi 2 centavos de dólar al mínimo en un mes en los primeros negocios de Asia-Pacífico y se esperaba volatilidad en la apertura de los mercados europeos.
Los futuros de los títulos del Tesoro de Estados Unidos a 10 años ganaban 1 27/32, en transacciones muy activas.
El feriado bancario anunciado por Tsipras duraría al menos hasta el lunes 6 de julio, el día después del planeado referendo. La bolsa de Atenas estará cerrada mientras el gobierno intenta manejar las consecuencias financieras.
Todavía no está claro cuánto durarán los controles de capitales. En Chipre, que impuso medidas similares en 2013, no se levantaron por completo hasta abril de este año.
Tsipras enfrenta crecientes presiones políticas, con sondeos de opinión sugiriendo que una mayoría de los griegos podría rechazar su pedido a descartar el rescate, y en cambio decidir el respaldo del paquete de los acreedores, en el referendo del domingo próximo.
Si lo hacen, él enfrentaría presiones para que renuncie, dejando el camino abierto a nuevas elecciones.
Mientras crecían las especulaciones sobre posibles controles de capitales en las últimas dos semanas, los griegos iban sacando miles de millones de euros de sus cuentas. Largas filas se formaron en los supermercados el sábado.
La principal refinería griega, Hellenic Petroleum, dijo que tenía suficientes reservas de combustible a mano para varios meses pero había reportes de largas filas formándose en las gasolineras.
Las consecuencias para la economía griega, que ahora está nuevamente en recesión, probablemente sean severas, con el sector del turismo, que explica casi un quinto de la producción del país, a punto de iniciar su vital temporada de verano.
Las agencias de viajes han estado advirtiendo a los turistas desde hace algunas semanas de que deberían estar preparados para llevar efectivo adicional, ante la probabilidad de problemas con el sistema. Pero la falta de efectivo en los cajeros automáticos fue un impacto visible para muchos turistas.
"Estoy tratando de ir a los bancos más grandes", dijo Cassandra Preston, una turista canadiense que buscaba por el centro de Atenas algún cajero que tuviera billetes. "Me queda otro mes más aquí y me gustaría asegurarme de tener algo de efectivo".
Muchos economistas han expresado su empatía con el argumento del Gobierno griego respecto a que nuevos recortes de gastos podrían aplacar el crecimiento económico de Grecia que le ofrece el prospecto de pagar sus deudas, que ascienden a casi el doble del ingreso nacional anual.
Pero en Alemania, y en países del sur del bloque que sufrieron medidas de austeridad a cambio de fondos de la UE, y en naciones de Europa del Este con estándares de vida mucho menores a los de Grecia, muchos votantes y políticos ya han perdido la paciencia.
El ministro alemán de Finanzas Wolfgang Schaeuble cuestionó abiertamente la solvencia de los bancos griegos, una condición clave para calificar y recibir el financiamiento.
"El BCE siempre ha dicho que siempre que los bancos griegos sean solventes, entonces los créditos de emergencia, la ELA, se pueden garantizar", dijo el sábado.
"Y ahora hay una nueva situación de que, debido a los acontecimientos, la liquidez y solvencia de los bancos griegos, o algunos bancos griegos, pueda estar en duda".
(reporte adicional de Deepa Babington, George Georgiopoulos,; Karolina Tagaris, Michele Kambas, Lefteris Karagiannopoulos,; Matthias Williams en Atenas; escrito por Anna Willard y James; Mackenzie; editado por Marion Giraldo/Gabriel Burin)