Lisboa, 5 may (EFE).- La Unión Europea aportará 52.000 millones de euros y el Fondo Monetario Internacional (FMI) los 26.000 millones de euros restantes para el rescate de Portugal, según informaron hoy responsables de ambas entidades en Lisboa.
En una rueda de prensa conjunta, los representantes del equipo formado por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el FMI para negociar la ayuda a Portugal presentaron hoy el programa de ajuste acordado con las autoridades lusas, en el que se incluyen "duras" medidas e "importantes" reformas estructurales.
Este plan "no es fácil", resumió el jefe de la delegación de la CE, Jurgen Kroger, quien subrayó que la negociación se prolongó durante tres semanas para oír a todos los sectores involucrados, un período de tiempo mayor que en anteriores procesos similares, en referencia al llevado a cabo en Irlanda el pasado año.
Kroger hizo una mención especial a la "actual situación política" de Portugal, con elecciones legislativas convocadas para el próximo 5 de junio, y destacó la "importancia" de que los partidos políticos apoyen este programa y se comprometan a implementarlo sea cual sea el resultado de los comicios.
En esta misma línea, Paul Thomsen, representante del FMI, insistió en que el consenso político es "esencial" para que Portugal recupere la credibilidad ante los mercados, sobre todo con el principal partido de la oposición, que ya anunció ayer que apoyará el plan.
Los representantes de la misión conjunta de Bruselas y el FMI reconocieron, además, que las condiciones negociadas con Portugal a cambio de concederles su ayuda serían menos duras en caso de que el país luso hubiera solicitado el rescate financiero antes.
"Habría sido mejor no retrasar -la petición-, sería menos doloroso", abundó Thomsen.
El jefe de la delegación del FMI incidió en que el plan acordado con las autoridades lusas es "realista" y que persigue evitar una contracción de la demanda excesiva para no perjudicar al paro mientras se acometen reformas de tipo estructural.
Thomsen admitió que el objetivo de reducir el déficit público en un 6 por ciento en sólo dos años -actualmente está en el 9,1 por ciento- es ambicioso, aunque defendió que el programa deja margen para garantizar el crecimiento económico a partir de 2013.
Los miembros de la "troika", además, consideraron que el último plan de ajuste ideado por el Gobierno fue "un buen punto de partida" para las negociaciones, aunque en opinión de Jurgen Kroger aquél "no era suficientemente profundo en reformas electorales" y se centraba más en medidas de tipo fiscal.
Precisamente, el rechazo de ese plan de ajuste en el Parlamento derivó en la dimisión del primer ministro, el socialista José Sócrates, y en la convocatoria de elecciones anticipadas, condicionantes que deterioraron aún más la confianza de los mercados en la economía lusa y que contribuyeron a que el Ejecutivo en funciones decidiera recurrir finalmente a la ayuda externa.
Respecto al interés que deberá afrontar Portugal a cambio de esta ayuda, el representante del FMI precisó que por los 26.000 millones de euros que aportará este organismo, el país luso deberá pagar una tasa del 3,25 por ciento en los primeros años, mientras que continúa sin saberse cuál será la penalización para acceder a los 52.000 millones de euros que pondrá Bruselas. EFE