Lisboa, 6 jul (EFE).- Las organizaciones patronales de España y Portugal coincidieron hoy en censurar la labor de las agencias de "rating" en la actual crisis económica, y abogaron por auditar a estas entidades o incluso cambiarlas por otras de nueva creación.
Así lo señalaron hoy en rueda de prensa el presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), Juan Rosell, y su homólogo en la Confederación de Industria Portuguesa, António Saraiva, tras celebrar una reunión en Lisboa con el nuevo primer ministro luso, el conservador Pedro Passos Coelho.
Rosell y Saraiva criticaron el recorte anunciado ayer por la agencia Moody's de la nota de la deuda portuguesa hasta "Ba2", calificación considerada ya como "bono basura", es decir, con un riesgo de impago más elevado de lo común.
Moody's justificó su decisión por el temor a que Portugal no reduzca en la medida de lo previsto su déficit público -en más de seis puntos en tres años, hasta el 3 %- e incluso aventuró que el país puede requerir de un segundo rescate, como Grecia, si no consigue cumplir sus compromisos y lograr financiarse en el mercado.
El presidente de la patronal lusa se mostró muy crítico con la rebaja adoptada por la agencia de calificación de riesgo, y calificó sus evaluaciones de "subjetivas, penalizadoras y hasta cierto punto especulativas".
Saraiva recordó que en Portugal existen ahora "condiciones de estabilidad" -el nuevo Gobierno tomó posesión oficial la semana pasada después de que los conservadores vencieran en las urnas el pasado 5 de junio- y que ya se han adoptado "valientes y duras medidas para reducir el déficit y reequilibrar las cuentas".
Portugal se ha comprometido a aplicar un severo programa de ajustes y reformas que incluyen un incremento de la carga fiscal, cortes en la inversión y el gasto público, cambios en la legislación laboral y la privatización de algunas de las más importantes compañías del país, entre otras medidas.
Saraiva insistió en que el de la deuda es un problema "del Eurogrupo y la UE", y que si no se actúa de forma conjunta "los países tendrán dificultades cada vez mayores para defenderse de estos ataques, que parecen quirúrgicos".
"Tenemos que pensar en soluciones, como crear una agencia -de calificación de riesgo- europea o cuestionar sus análisis", defendió.
El líder de la CEOE, Juan Rosell, destacó por su parte que la decisión de Moody's sobre Portugal fue "precipitada" y recalcó que el nuevo Gobierno luso "va en la buena dirección" tras aprobar medidas "difíciles de aplicar" pero cuyo resultado se verá a medio y largo plazo.
"Muchas de estas medidas que propone el Ejecutivo portugués son las mismas que los empresarios españoles venimos proponiendo a los gobiernos actuales, del pasado y del futuro. Las soluciones están claras y son difíciles, pero hay que hacerlas", explicó.
Rosell subrayó, asimismo, la importancia de dotar "de más envergadura política al Banco Central Europeo", de avanzar en el lanzamiento de deuda comunitaria y de lograr, en definitiva, que "la UE sea no sólo una unión económica sino también política".
El presidente de la patronal española recordó que las tres principales agencias de "rating" del mundo -Moody's, Fitch y Standard & Poor's- conforman "casi un oligopolio", y recordó los errores en sus análisis de finales de 2007 y principios de 2008, cuando otorgaron la máxima calificación posible a empresas estadounidenses que posteriormente cayeron en bancarrota.
Rosell señaló que hay países, "como China", donde están apareciendo nuevas agencias y abogó por "auditar" a las propias agencias de "rating" para certificar su correcto funcionamiento.
Durante la reunión mantenida con el primer ministro, la primera que se produce con los empresarios españoles desde la llegada al poder de Passos Coelho y el ascenso a presidente de la CEOE de Juan Rosell, también se trató la celebración de una cumbre bilateral entre España y Portugal, pendiente desde principios de año.
El primer ministro luso no participó en la rueda de prensa posterior a su encuentro con los representantes patronales, aunque admitió a sus interlocutores que la rebaja de la deuda portuguesa de ayer fue como "un puñetazo en el estómago", en una declaración recogida por las cámaras de televisión. EFE