La Haya, 7 oct (.).- El Gobierno neerlandés en funciones prometió este jueves “hacer lo que sea necesario” para buscar formas de “compensar” a los hogares por las bruscas subidas en las facturas de la energía, que se contarán en aumentos de cientos de euros al año para muchas familias.
En una respuesta a las exigencias del Parlamento neerlandés, el ministro de Finanzas, Wopke Hoekstra, aceptó buscar soluciones y se mostró sorprendido por “la velocidad en la que el problema se ha acentuado” en cuestión de semanas, con subidas repentinas y fuertes en los precios de la energía, en especial por la escasez de suministros de gas.
El ministro no ha especificado a qué medidas se refiere al hablar de la compensación de los hogares, pero, según la televisión neerlandesa NOS, está estudiando opciones como reponer rápidamente las exigencias de gas para mantener los precios bajos o invertir fondos públicos en el aislamiento térmico de las viviendas.
Se debate también una reducción del impuesto a la energía, que determina una gran parte del precio final, o una exención temporal de esa tasa para los hogares.
El Gobierno neerlandés presentará más adelante sus propuestas para abordar el problema, puesto que los hogares no tendrán que lidiar con los precios más altos hasta el próximo año, ya que se suele pagar una mensualidad fija, con un ajuste de las cuentas a finales de año.
Según Rabobank, un hogar medio puede verse ante un aumento de 900 euros en la factura de la energía el próximo año, cuando se emitan nuevos contratos, mientras que de promedio, la factura actual se sitúa en unos 1.500-1.600 euros anuales, de los que 1.000 euros son para el gas.
Se calcula que unos 550.000 hogares en Países Bajos viven en lo que se conoce como "pobreza energética", una combinación entre altos costos de energía y viviendas mal aisladas, lo que aumenta los gastos en energía, además de ingresos relativamente bajos.
El Ejecutivo ya había destinado unos 375 millones de euros para ayudar a los hogares con bajos ingresos a pagar sus facturas de energía, pero el Parlamento neerlandés advirtió de que esos fondos no serán suficientes para compensar los costes cada vez mayores.
Países Bajos ha sido un exportador neto de gas durante años, pero la necesidad de poner fin a la extracción de gas de Groninga, en el norte del país, por los constantes terremotos que ha causado la actividad, ha obligado a importar gas del mercado exterior, pagando precios más altos, para cubrir la demanda de energía, puesto que el gas supone en torno al 40 % de las fuentes energéticas usadas por empresas y hogares neerlandeses.
Los niveles de almacenamiento de gas en Países Bajos también se han reducido casi a la mitad de su capacidad, lo que ha generado preocupaciones, en especial por la cercanía del invierno, generalmente frío en esta región.