Essam Zuber
Trípoli, 22 ago (EFE).- Las recientes protestas que han bloqueado los principales puertos petroleros de Libia han dejado en evidencia, una vez más, la incapacidad del Estado de imponer su autoridad y han puesto en peligro, por primera vez, su principal y casi única fuente de ingresos: la venta del petróleo.
Los puertos de Al Zauatina, Al Sidra, Ras Lanuf y Brega, en centro-este del país, llevan bloqueados desde hace semanas por los guardias que se encargan de su vigilancia.
Solo desde estos cuatro puntos se exporta la mitad de los 1.600.000 barriles diarios que produce el país.
"La producción de Libia en estos momentos es de 640.000 barriles diarios. Pienso que esta pérdida afectará a los ingresos, que ya se han reducido un 20 por ciento, en no menos de 90 millones de dólares diarios en el mes de julio" dijo a Efe el viceministro de Petróleo y Gas, Omar al Shakmali.
Un problema que el país arrastra desde principios de año y que como ya reconoció recientemente el ministro de Petróleo y Gas, Abdel Bari Al Arusi, ha provocado "la pérdida de numerosos clientes y contratos" que se han lanzado a la búsqueda de otras alternativas ante la frágil situación de seguridad en el país.
Además, estas pérdidas comprometen los planes de desarrollo y reconstrucción de Libia, cuya estabilidad a medio y largo plazo, según muchos observadores, está vinculada directamente a los pingües ingresos conseguidos gracias a la venta de los hidrocarburos.
Esta última ola de protestas, que comenzó a finales de julio como una reivindicación laboral, ha acabado tomando una nueve dimensión política.
Los manifestantes han llegado a amenazar con negociar por su cuenta la venta del petróleo a través de las instalaciones que controlan.
Una actitud que ha soliviantado a las autoridades, que el pasado 18 de agosto amenazaron con bombardear por tierra y aire a cualquier barco que se aproxime a alguno de estos puertos y que no cuente con autorización de la Compañía Nacional de Petróleo (CNP).
Sin embargo, estas amenazas no parecen haber arredrado a los protagonistas de las protestas que continúan firmes en su decisión de no permitir que se retome el bombeo del oro negro.
Junto a las advertencias, las autoridades, conscientes de los riesgos de usar la fuerza en dichas instalaciones estratégicas, también intentan poner fin a la situación por vía diplomática.
El portavoz del Congreso Nacional (Parlamento), Omar Hamidan, anunció la creación de una delegación para intentar encontrar una solución a esta continua caída de la producción que amenaza al presupuesto nacional.
Según dijo a Efe Al Shakmali "se están llevando a cabo contactos entre la Comisión de Energía del Congreso Nacional y el Gobierno y las organizaciones sociales, los jeques y notables tribales y las instituciones locales. Y hay una respuesta positiva para evitar más pérdidas".
De hecho, el jueves, la Compañía Nacional de Petróleo anunciaba la apertura parcial del puerto de Brega, en el centro norte del país. EFE