Río de Janeiro, 7 abr (EFE).- El Ministerio Público Federal de
Brasil anunció hoy que va a pedir la anulación de la licencia
ambiental concedida a la hidroeléctrica de Belo Monte por el "grave
impacto" que puede tener este proyecto gigante en la selva
amazónica.
Los fiscales también pretenden cancelar la licitación de la obra,
prevista para el próximo día 20, puesto que encontraron ocho fallos
en la concesión de la licencia, incluyendo incompatibilidades con
las leyes ambientales y la Constitución.
"Si es construida como está (en el proyecto), la central puede
secar cien kilómetros de río (Xingú) y comprometer el agua y el
alimento de las poblaciones", argumentó la fiscalía en una nota
oficial.
El ente analizó los documentos utilizados por el Instituto
Brasileño de Medio Ambiente (Ibama) para aprobar la licencia y
concluyó que "faltan datos científicos que garanticen la seguridad
ambiental".
Según el Ministerio Público, "las prisas" llevaron a las
autoridades a "atropellar" la ley, los principios democráticos y "la
precaución esencial para evitar desastres ambientales".
El proyecto contempla el desvío de un tramo del río Xingú de 100
kilómetros, lo que afectará directamente a 12.000 familias,
incluyendo a dos pueblos indígenas, cuya supervivencia dependerá del
agua excedente de la represa que les ceda la empresa concesionaria,
según la fiscalía.
La propuesta inicial de la estatal Eletrobrás sería irrigar la
región con entre 4.000 y 8.000 metros cúbicos por segundo,
dependiendo el año, una cantidad de agua "irrisoria" y que "podría
comprometer la vida", según el Ministerio Público.
Según los cálculos del ente, sería necesario un volumen de 22.000
metros cúbicos por segundo para "conciliar" la generación de energía
y la manutención de la vida en la región.
Sin embargo, en los últimos 35 años, el río Xingú tan solo
alcanzó ese volumen de agua en diez grandes crecidas, según estudios
hidrográficos citados por el organismo.
El Ministerio Público asegura que el Ibama "ignoró" estudios
técnicos de 39 científicos de varias instituciones, incluyendo un
documento de la Universidad de Brasilia que avisó que, después de la
construcción, el agua podría ser "tóxica" para peces y humanos.
El mayor impedimento legal es la falta de una ley específica para
la construcción de hidroeléctricas en tierras indígenas, lo que es
una exigencia recogida en la Constitución.
Belo Monte afectará a once tierras indígenas y directa o
indirectamente a 66 municipios del estado amazónico de Pará, cuyos
territorios serán total o parcialmente inundados cuando la central
sea inaugurada en 2015, según el cronograma del Gobierno.
Con una potencia de 11.233 megavatios, será la tercera mayor
represa del mundo por detrás de la china de las Tres Gargantas y la
de Itaipú, que comparten Brasil y Paraguay, y exigirá inversiones
por cerca de 10.600 millones de dólares. EFE