Por Jan Strupczewski
GOTEMBURGO, Suecia (Reuters) - Los dirigentes de la Unión Europea, conscientes del aumento del populismo y la xenofobia, apuestan por uno de sus programas más exitosos, el intercambio de estudiantes del plan Erasmus, para ayudar a fomentar la educación transfronteriza y la unidad europea.
Durante un almuerzo en la localidad sueca de Gotemburgo, discutieron y dieron apoyo político a la propuesta de la Comisión Europea para crear un Área Europea de Educación, en la que la UE podría ayudar a promocionar estudios en sus distintas naciones.
La idea es fomentar la identidad europea permitiendo que más personas estudien en países del bloque, poniendo énfasis en el aprendizaje de idiomas y dando pie a una mayor cooperación entre universidades, incluyendo los planes de estudio.
"Durante nuestra reunión de hoy, dimos apoyo político a estas ideas", dijo el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, en rueda de prensa.
La iniciativa llega en un momento en el que la Unión Europea, que está a punto de perder a su segunda mayor economía, Reino Unido, busca hacerse más atractiva para los ciudadanos europeos, muchos de los cuales consideran que los aspectos técnicos y legales con los que brega la UE están alejados de su vida diaria.
El programa de intercambio Erasmus en el extranjero es una de las políticas más populares y reconocibles de la UE. Ha sido usada por 9 millones de europeos.
Las tasas de apreciación hacia él están creciendo, dice la Comisión, que añadió que el 90 por ciento de los estudiantes Erasmus, que habitualmente pasan un año en una universidad en otro país, vuelven a casa con una mayor concienciación de los valores comunes europeos.
"Mirando al futuro de Europa, necesitamos.. un motor de unidad. La educación es clave, porque es educación que nos ayuda a desarrollar la identidad europea", dijo el comisario de Educación, Tibor Navracsics.
Reforzar el programa podría suponer que dos millones de personas más participen en el Erasmus en los próximos dos años, dijo la Comisión, aunque los líderes se mostraron cautos sobre la financiación que eso exigiría. Las conversaciones sobre el dinero comenzarían con negociaciones sobre el presupuesto de los próximos siete años a partir de 2020.
Los líderes de la UE también respaldaron la idea de que para principios de 2019, los estudiantes de la UE deberían tener una tarjeta electrónica estudiantil que les permita intercambio seguro de datos, como el historial académico y el acceso a servicios como material didáctico, servicios de matriculación y bibliotecas online en el país y las instituciones que les acojan.
La Comisión quiere establecer el objetivo de que todos los estudiantes universitarios deberían hablar dos idiomas además de su lengua materna para 2025, mejorar la formación informática y crear una red de universidades europeas de prestigio que puedan trabajar conjuntamente.
La Comisión también quiere que todos los gobiernos de la UE inviertan para 2025 un 5 por ciento mínimo de su PIB en educación, la media actual que Alemania, Italia, Irlanda, Grecia, España, Bulgaria o Rumanía no cumplen.