Berlín, 3 nov (EFE).- El este de Alemania ha alcanzado ya, 20
años después de la caída del muro de Berlín, un Producto Interno
Bruto (PIB) del 70 por ciento del PIB y dentro de diez años se habrá
alcanzado una convergencia económica del 80 por ciento , según un
informe del instituto de estudios económicos de Colonia "IW".
En 1991, según el mismo informe el Producto Interior Bruto (PIB)
de la extinta República Democrática Alemana (RDA) tan sólo alcanzaba
el 30 por ciento del nivel de la República Federal de Alemania
(RFA).
El proceso de convergencia económica entre el este y el oeste de
Alemania es, con ello, más positivo de lo que perciben los propios
ciudadanos.
La convergencia económica del 80 por ciento, que los expertos del
IW esperan para dentro de 10 años, puede calificarse como el máximo
posible, teniendo en cuenta que también existen diferenciales
similares en la comparación entre los estados federados del oeste
del país.
El presidente del "IW", Michael Hüther, señaló hoy al presentar
el estudio que uno de los errores que llevaron a expectativas
equivocadas fue dibujar el este de Alemania como "un paisaje
florido".
Con ello Hüther aludió a una frase del entonces canciller Helmut
Kohl, pocos meses después de caer el muro. Durante una visita a la
ex-RDA, vaticinó "paisajes floridos" y una economía boyante para la
parte oriental de Alemania.
Si se recupera un nivel de expectativas realistas y se acepta que
entre el Este y el Oeste pueden existir desniveles similares a los
que existen entre norte y sur, el balance es claramente positivo,
sostuvo Hüther.
"No hay que olvidar que en 1990 se adhirió a la RFA un estado con
una infraestructura hundida, cuya industria fabricaba productos
invendibles", recordó el economista.
Entretanto, el sector industrial genera casi el veinte por ciento
de la economía del este de Alemania.
También la evolución en el mercado laboral ha mejorado y, por
primera vez en años, en septiembre hubo un índice de paro que no
llegó a duplicar las cifras del oeste, con un 12,6 frente a un 7,7
por ciento.
Sin embargo, Hüther reconoció que el descenso del paro en el Este
se debe en parte a un factor demográfico que a la larga será
perjudicial.
"El lado negativo de esta tendencia es que la población activa en
el este de Alemania envejece con mayor rapidez que en el oeste, lo
que a la larga puede acarrear una escasez de personal cualificado",
explicó.
Las cifras económicas puras contrastan con el sentir de la
población, pero no sólo en el Este sino también en el Oeste, donde
hay una sensación generalizada de que el nivel de vida propio ha
bajado con respecto a antes, lo que no es el caso.
"Lo que pasa es que no ha mejorado y eso es para muchos alemanes
occidentales mayores algo nuevo, pues desde el final de la II Guerra
Mundial hasta 1990, su bienestar siempre había mejorado", señaló
recientemente Klaus Schroeder, experto en temas de reunificación en
la Universidad Libre de Berlín.
A ello se añade la sensación de los alemanes del Oeste de que han
financiado de sus bolsillos el creciente bienestar de los del Este,
otra de las percepciones erróneas, pues el Impuesto de Solidaridad
creado para ayudar a la reconstrucción del este lo pagan por igual
ciudadanos de uno y otro lado.
Según Hüther, el Pacto de Solidaridad, en el que está incluido
este impuesto, podrá ser rescindido sin problema en 2019, pues a
partir de entonces todo desnivel restante formará parte de los
desequilibrios regionales normales.
A juicio de Schroeder, las diferencias de bienestar entre los
estados federados del Oeste son incluso ya ahora más pronunciadas
que entre el Este y el Oeste. "Nadie lee en los periódicos que los
ciudadanos de Hannover sean de segunda clase, por el hecho de tener
menos dinero que los de Hamburgo", explica. EFE