Antonio Broto
Pekín, 30 oct (EFE).- China quiere que sus trenes de alta
velocidad, los "Hexiehao" ("Armonía") formen en menos de dos años la
mayor red de transporte ferroviario de última generación del mundo,
y más aún, exportarlos a los países más desarrollados, a los que
España también había ojeado como futuros mercados del admirado AVE.
Los trenes han sido desde mediados del siglo XX el transporte rey
del gigante asiático, y su desarrollo ha experimentado un progreso
exponencial, sorprendente incluso comparado con otros sectores de un
país en tan rápido crecimiento como el chino.
La nación, en la que todavía funcionaban muchos trenes de vapor
para largos recorridos en los años 80 y 90, piensa disponer en 2012
de la mayor red de alta velocidad del mundo (unos 18.000
kilómetros), hasta el punto de que China tendrá más kilometraje que
el resto de países del planeta sumados.
Trenes con velocidades superiores a los 350 kilómetros por hora,
construidos por la chino-canadiense Bombardier Sifang y por la firma
local China Northern Locomotive and Rolling Stock (CNR), unirán en
los próximos años la mayor parte de las capitales provinciales y
regionales chinas.
Estos planes, que se enmarcan en la estrategia china para no
sufrir la crisis financiera internacional estimulando las obras
públicas, implicarán una velocidad de construcción de líneas
vertiginosa, si se tiene en cuenta la actual situación de estos
trenes en el país asiático.
Antes de 2007 no había ninguno, y actualmente sólo hay líneas de
este tipo uniendo ciudades separadas entre sí por 100 o 200
kilómetros, tales como Pekín y Tianjin en el norte, o Cantón y
Shenzhen, en el sur, con trenes "made in China" pero usando la base
tecnológica de empresas como la francesa Alstom.
Shanghái, la niña mimada de la economía china, todavía no dispone
de ninguno de esos trenes, aunque conviene recordar la presencia del
maglev, el tren de levitación magnética que lleva desde la ciudad a
uno de sus dos aeropuertos a 430 kilómetros por hora.
Si sorprendente es la rápida extensión de los trenes de alta
velocidad en China, aún lo es más el salto al mercado mundial: de un
comienzo nacional hace apenas dos años, a buscar que se exporten sus
trenes al extranjero.
Y no ya a los mercados habituales de China en estos casos
(África, Latinoamérica, Asia suroriental), sino a la inventora de
los transportes ferroviarios, Reino Unido, y la primera potencia
mundial, EEUU.
En el segundo, se conoció esta semana que Bombardier Sifang es
una de las favoritas a lograr el contrato para las máquinas que
unirán por alta velocidad la ciudad de los casinos, Las Vegas, con
California (el llamado Desert Xpress, de 302 kilómetros).
Todo un homenaje a los chinos, que precisamente en esa misma
área, hace casi 150 años, contribuyeron -muchos ellos perdiendo la
vida en accidentes laborales- a construir la primera línea
transcontinental del país norteamericano, entre 1860 y 1870.
El sector de los ferrocarriles, si se confirman estos proyectos,
podría ser uno de los primeros en que China comience a exportar a
Occidente bienes de alto valor añadido, tras décadas siendo más
reconocida como vendedora de productos baratos y de fabricación
sencilla.
Con una creciente influencia en el sector del hardware y un
impulso gubernamental a la construcción aeronáutica que aún puede
tardar años en fraguar, surge de repente el mundo ferroviario para
cumplir los sueños del ex ministro de Comercio chino, Bo Xilai,
quien se quejaba hace años de que China "tenía que vender 800
millones de camisetas para comprar un Airbus".
¿Las grandes perjudicadas de este avance chino? La industria de
la aviación del país, que ya tiembla al pensar los millones de
chinos que cambiarán vuelos nacionales por un transporte casi igual
de rápido y más cómodo, y países que también soñaban con extender
sus tecnologías ferroviarias al extranjero.
Entre ellas España, cuyo AVE iniciado en los años 90 hoy es la
envidia de muchas naciones europeas e incluso de EEUU, hasta el
punto que su presidente, Barack Obama, puso recientemente los trenes
españoles como ejemplo para impulsar este medio de locomoción en
Norteamérica. EFE