Eurostar espera poder salir del túnel en el que le ha metido la COVID-19.
Con este objetivo está negociando con sus acreedores para evitar la quiebra a medida que se acerca la fecha límite para el pago de su deuda de 450 millones de euros.
El número de pasajeros se ha desplomado un 95% desde hace un año a causa a las restricciones de viajes por la pandemia. Actualmente, solo hay un servicio al día entre París y Londres, y Ámsterdam y Londres vía Bruselas.
Pero Mick Lynch del Sindicato del Transporte Ferroviario y Marítimo del Reino Unido es óptimista
" Es un negocio viable que puede sobrevivir y no debería ser otra víctima de la la Covid. Y todo el mundo tiene que cumplir con sus obligaciones. Tiene que haber una colaboración, que es lo que el Reino Unido prometió que sucedería después del Brexit, que no habría un colapso. No es bueno que el Gobierno británico se desentienda y diga que no tiene nada que ver con eso, porque no es cierto. La empresa está registrada en el Reino Unido, su oficina central está en Londres, tiene una junta directiva en el Reino Unido y una fuerza laboral en gran parte en el Reino Unido."
Eurostar pertenece en un 55% a la compañía estatal francesa estatal SNCF, en un 40% al consorcio Patina Rail LLP, tras venderle Londres su partipación por 1.040 millones de euros en 2015, y un 5% está en manos de pequeños accionistas.
Su presidente ejecutivo, Jacques Damas, dice estar dispuesto a ir a ver a la reina Isabel II para salvar la joya más simbólica del transporte ferroviario europeo.