La transferencia de activos entre cadenas existe desde hace varios años. El concepto se desarrolló casi tan pronto como se desarrollaron múltiples cadenas de bloques y comenzó a ganar adopción. En su aplicación inicial, las transferencias se centraban en intercambios entre los activos nativos de la cadena y los tokens, lo que llevó más tarde a varios intercambios descentralizados. Si bien el intercambio de activos tiene su utilidad, la pura transferencia y el movimiento de activos y otros datos con facilidad a través de las cadenas de bloques sin cambiar sus identidades es igual de importante, y es cada vez más frecuente.
En la actualidad, existen 400.000 Bitcoin (BTC), y en aumento, que se utilizan en transacciones fuera de la blockchain de Bitcoin. Una buena cantidad de Ether (ETH) también ha sido portado a otras redes. Algunos de ellos se denominan tokens envueltos para diferenciarlos del mismo activo cuando existe en su red nativa. La transferencia de los activos nativos de las blockchains más antiguas a las más nuevas se realiza a través de lo que se conoce como puentes.
Sin embargo, los procesos desarrollados no son uniformes, tienden a centrarse sobre todo en una transferencia unidireccional a las redes más nuevas, pueden implicar un deslizamiento o una pérdida de valor significativos, y no suelen ser tan fáciles de navegar para los usuarios finales.