Desde el lanzamiento de un juego llamado CryptoKitties en noviembre de 2017, el concepto de tokens no fungibles se ha arraigado en las mentes de los desarrolladores y los inversores en criptomonedas por igual. El año 2019 fue pionero, con grandes empresas multinacionales que empezaron a llamar la atención sobre el nuevo sector de los activos digitales y a desarrollar sus propios proyectos. Sin embargo, en 2020 empiezan a surgir nuevos juegos respaldados por diferentes tecnologías. Entonces, ¿qué le depara el año 2020 a los cripto-videojuegos?
Tokens que no se pueden sustituirHay un montón de tokens fungibles que la comunidad cripto utiliza todos los días, como Monero (XMR) y así sucesivamente. Un excelente ejemplo de tales tokens es el conocido estándar, ERC-20, que surgió en 2015. Su intercambiabilidad se utiliza principalmente en criptomonedas, pero también en ICOs. Además de las monedas fungibles, los tokens pueden utilizarse en los juegos -por ejemplo, para comprar equipo o armas-, es decir, pueden utilizarse para cualquier cosa que no requiera singularidad y que pueda intercambiarse.
Luego viene la necesidad de hacer que los tokens sean únicos. Imagina que un jugador ha pasado 100 horas para conseguir un artefacto muy raro en un juego, pero al recibir el objeto, se da cuenta de que no hay forma de comerciarlo o intercambiarlo. Así que, el tiempo empleado en obtenerlo es una pérdida de tiempo. Para evitarlo, se han utilizado tokens especiales que convierten un arma valiosa en el juego en un objeto único y singular que puede ser intercambiado o vendido. Los tokens no fungibles, o NFT por sus siglas en ingles, no son sustituibles, ya que sólo hay uno de cada uno de ellos en el mundo. El estándar más popular para tales tokens es el ERC-721.