En el pasado, Bitcoin era la única opción viable. El universo cripto se dividía en dos: Bitcoin y todo lo demás. Pero todo lo demás implicaba colocar nuestro dinero en esquemas prácticamente fraudulentos. Ahora la percepción es otra. Bitcoin sigue siendo la criptomoneda más reconocida. No obstante, para los minoristas más codiciosos, Bitcoin ya es algo viejo y pesado. Se podría decir que es el criptoactivo más aburrido en este espacio. Hoy en día las grandes ganancias están en otro lado. El dinero sale de Bitcoin para dirigirse a los artículos más de moda con la esperanza de botarla de jonrón. Dogecoin, Shibacoin, Solana, Axie Infinity, etc. ¿Qué compramos?
Hace un par de años, hablar de un mercado especulativo era prácticamente una blasfemia. Al parecer, el dinero no era el principal objetivo de todo esto. Resulta que no era un mercado especulativo sino una revolución. Se trataba de una reforma monetaria que acabaría con el dinero fiat, los bancos privados y los bancos centrales. Retirando el poder del Estado y dándoselo al pueblo. Estamos hablando del viejo discurso de los libertarios y el patrón oro, pero vestido de novedad, era digital, criptografía y espíritu milennial. Misma camisa, diferente color. Muchos hablaban de la separación del Estado y la economía para promover una especie de utopía libertaria. ¿Qué pasó con eso?
Sigue leyendo: Reserva Federal (EEUU): ¿Por qué Jerome Powell obtendrá un segundo mandato? ¿Buen trabajo? Comprar BTC era prácticamente un plebiscito en contra del sistema. No se trataba del dinero. Era la ideología lo que supuestamente nos motivaba. El mundo, al parecer, estaba muy mal administrado y su eventual colapso era inevitable. De hecho, el dinero fiat es un fraude. Por un lado, la inflación que diluye su valor. Y, por otro lado, su manipulación constante por parte del Estado opresor. Por ende, es un gran peligro tener dinero fiat. Bitcoin es especial debido a su suministro limitado, su carácter ciudadano, y su realidad digital. Al no necesitar intermediarios, esto significa que intermediarios como los bancos y el Gobierno salen automáticamente de la foto.