Por Enrique Andrés Pretel y Alexandra Alper
CIUDAD DE GUATEMALA (Reuters) - Las elecciones presidenciales de Guatemala se encaminaba a una segunda vuelta, después de que la mayoría del voto se dividiera entre tres candidatos liderados por el humorista Jimmy Morales, que promete combatir los escándalos de corrupción que llevaron a una crisis política y forzaron la renuncia del expresidente.
Morales obtenía un 25,9 por ciento de los votos, seguido por el empresario conservador Manuel Baldizón con un 19,3 por ciento y la ex primera dama Sandra Torres con un 17,9 por ciento, con casi el 34,3 por ciento de las mesas escrutadas.
Si se mantiene la tendencia, los comicios se definirán en una segunda vuelta el 25 de octubre porque ninguno alcanzaba la mayoría absoluta necesaria para consagrarse, en medio del desencanto de los guatemaltecos con la clase política.
El expresidente Otto Pérez Molina dimitió hace unos días y fue enviado a prisión provisional mientras se lo investiga bajo cargos de corrupción. Un juez decidirá el martes si lo imputa por un caso de fraude aduanero que generó históricas protestas y dejó al país sumido en un ambiente de crispación.
"Nos hemos llevado unas decepciones tan grandes que dice uno 'No hay en quién confiar '", dijo Lidia Mendoza, una ama de casa de 38 años, que finalmente se decidió por el candidato Morales, cansada de los grandes partidos.
Muchos guatemaltecos pidieron que se suspendieran las elecciones al considerar que no existían las condiciones para unos comicios en los que también se renovaron los 158 escaños del Congreso y las 338 alcaldías del país centroamericano.
"¿Por quién voté? Por ninguno. Son ladrones todos", dijo David García, ingeniero de 58 años, tras depositar su papeleta en blanco en un barrio de clase media de Ciudad de Guatemala.
Gane quien gane, el próximo presidente se enfrentará a una ciudadanía indignada que pide medidas contra la corrupción en un país que pese a crecer de forma constante en las últimas dos décadas no ha logrado reducir la enorme desigualdad.
HUMORISTA, EMPRESARIO O EX PRIMERA DAMA
Morales, actor de 46 años, ha hecho del lema "ni corrupto, ni ladrón" su principal oferta electoral para ganar la presidencia de la mayor economía de Centroamérica, con un programa muy difuso centrado en reformar las instituciones.
"Guatemala quiere cambio y no ser gobernada por personajes de pasado oscuro. Yo sembré amor en mi patria y ahora estoy cosechando ese amor", dijo Morales, con traje y corbata azul, haciendo la señal de victoria con los dedos tras sufragar.
En contraste, Baldizón asegura que tiene un plan elaborado por más de 400 técnicos para combatir la evasión fiscal, promover austeridad en el gasto público y modernizar el Estado.
Aunque comenzó la campaña como claro favorito, su respaldo ha ido bajando después de que la Fiscalía y la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) acusaran de tráfico de influencias a su compañero para vicepresidente, Edgar Barquín, quien todavía no ha sido imputado oficialmente.
"La población demostró a aquellos ideólogos del caos, a aquellos jinetes del Apocalipsis, de la destrucción democrática, que Guatemala quiere vivir en paz, quiere elecciones", aseguró Baldizón, quien votó a última hora en el oriental departamento de Petén vestido con una chaqueta y sin corbata.
La izquierdista Torres, exesposa del expresidente Álvaro Colom, siguió de cerca a Morales y Baldizón en los sondeos con su promesa de impulsar el gasto social para luchar contra la pobreza que afecta a más de la mitad del país cuando han pasado 20 años del fin de la guerra civil (1960-1996).
"Baldizón es un peligro para el país y Jimmy Morales es un salto al vacío", resumió Torres, que acudió a sufragar en un adinerado distrito de la capital con vaqueros y una chaqueta negra.
El Congreso juramentó esta semana al entonces vicepresidente Alejandro Maldonado para dirigir el Gobierno hasta enero, cuando finalizaba el mandato de Pérez Molina, un general retirado que llegó al poder en 2012 prometiendo mano dura contra el crimen.