Jorge Figueroa
Montevideo, 14 dic (EFE).- El Gobierno uruguayo declarará el estado de emergencia sanitaria debido a una huelga de anestesistas que ha obligado a retrasar 4.000 cirugías y además tratará de que especialistas de otros países asuman esas tareas.
El país "vive una calamidad sanitaria", afirmó hoy el jefe de Estado uruguayo, José Mujica, quien enfrenta una ola de huelgas y conflictos laborales que incluso ha obligado al Ejecutivo a recurrir a los militares para recoger la basura.
"Debemos tomar un conjunto de medidas para paliar una situación tan grave" y en la que "se juega con la vida humana", agregó el presidente en su programa de radio.
Mujica afirmó que la declaración del estado de emergencia ayudará a "disponer de ciertos fondos de emergencia que están previstos en el presupuesto (de gastos del Estado) y para tener un cierto amparo jurídico con que proceder".
Las declaraciones de Mujica, que anunció que pedirá a "varios países" que no identificó que faciliten anestesistas para atender las operaciones postergadas, fueron respondidas inmediatamente por los dirigentes de los huelguistas, que reclaman subidas salariales y cobrar lo que, según dicen, les adeuda el sistema estatal de salud.
"La voluntad de dialogar (con el Gobierno) se mantiene, pero estas declaraciones del presidente no colaboran al buen clima para las negociaciones", afirmó Gustavo Malfatto, directivo de la Sociedad Anestésico-Quirúrgica (SAQ).
Se espera que el presidente firme el decreto que declara el "estado de emergencia sanitaria" en las próximas horas.
Los huelguistas están en conflicto desde hace dos meses en reclamo de mejores salarios y otras reivindicaciones.
Debido a la falta de anestesistas en los hospitales de Montevideo, donde reside la mitad de los 3,4 millones de habitantes de Uruguay, decenas de pacientes tuvieron que ser trasladados a centros sanitarios de otras zonas del país, donde el seguimiento de la huelga es menor.
También fueron enviados a clínicas privadas con un coste global por los desplazamientos de 7 millones de dólares, afirmó el presidente uruguayo.
Mujica denunció hoy que muchos de los anestesistas no se están presentando a cumplir sus funciones en los hospitales que dependen de la Administración de los Servicios Sanitarios del Estado (ASSE), pero sí concurren a sanatorios privados donde les pagan mejor.
La mayoría de los anestesistas del servicio de ASSE cobra parte de sus salarios como comisiones de apoyo a los hospitales y no son considerados por ello funcionarios públicos, por lo que el Gobierno no puede obligarles a realizar su tarea.
En su respuesta a Mujica, Malfatto aseveró que el conflicto se debe en parte a que ASSE adeuda desde el año 2008 una cantidad de dinero que no precisó a los anestesistas.
"No hay una decisión gremial de no concurrir a los hospitales de ASSE", pero se trata de "un tema de oferta y demanda", afirmó.
Lo que cobran los anestesistas en la órbita privada "es tres o cuatro veces más" de la paga que reciben de los servicios del Estado, agregó.
La subida de tensión en el conflicto con los anestesistas se da en medio de una ola de huelgas y reclamos de funcionarios públicos, trabajadores privados y profesionales contra el Gobierno de Mujica, el cual asumió la Presidencia en marzo pasado.
Los reclamos sindicales tienen que ver con la definición del presupuesto quinquenal, las negociaciones salariales sectoriales y el plan de Mujica de reestructurar el Estado, que emplea a cerca del 10 por ciento de la población.
La pasada semana el presidente, de 75 años y ex integrante de la guerrilla tupamara, declaró "servicio esencial" la recolección de basura en medio de una huelga de los funcionarios municipales y recurrió a los militares para recoger unas 7.000 toneladas de desperdicios amontonados en las calles de Montevideo.
La tarea de los militares, que concluyó por el momento el lunes, fue justificada por el riesgo sanitario que suponía la basura acumulada y por el creciente malestar popular ante la situación.
Otros sectores en conflicto son los escribanos (notarios), los controladores aéreos y la banca oficial. EFE
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