Andrés Mourenza
Atenas, 7 feb (EFE).- La troika internacional -formada por la Comisión Europea (CE), el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI)- y el Gobierno griego no lograron consensuar hoy un acuerdo sobre las nuevas medidas de austeridad, a pesar de los sucesivos aplazamientos de las negociaciones.
Una vez más, el Gobierno heleno del exbanquero Lukás Papadimos decidió posponer hasta mañana la crucial reunión entre el primer ministro y los líderes de los partidos de la coalición gubernamental -socialdemócratas, conservadores y ultraderecha- para decidir la respuesta de Grecia a las exigencias de la "troika".
Este encuentro viene aplazándose día a día desde el pasado domingo, en medio de una gran expectativa en los mercados internacionales y el creciente descontento social en Grecia.
De hecho, y a pesar de que durante la tarde de este martes aparentemente se habían logrado avances en el acuerdo entre la troika y el Gobierno, en la noche hubo de volver a convocarse una reunión extraordinaria de los emisarios de la CE, el BCE y el FMI con Papadimos.
Una fuente gubernamental consultada por Efe explicó que esto se debió a que "aún quedan algunas cuestiones abiertas" en la negociación entre el Gobierno y la troika.
Además, la fuente gubernamental dijo que algunos de los temas aún abiertos en la negociación son "importantes" e hizo referencia a la cuestión de la reducción del gasto público, del que el Gobierno griego accede a recortar 2.300 millones de euros, mientras la troika quiere que sean 3.300 millones.
Otras de las medidas exigidas, de acuerdo a los medios griegos, serían una rebaja de entre el 20 y el 25 % del salario mínimo (actualmente 751 euros brutos), recortes del 20 % de las pensiones por encima de 1.000 euros y una disminución sustancial de los complementos que superen los 150 euros en todas las pensiones.
Además, incluye los despidos de 15.000 funcionarios y de personal con contratos no fijos, drásticos recortes de los salarios en las empresas públicas y privatizaciones inmediatas, liberalización de las profesiones "cerradas" (como taxistas o notarios) y abolición de los convenios colectivos.
La "troika" ha advertido de que, si no se ratifican estas medidas, no habrá un nuevo préstamo de 130.000 millones de euros y tampoco permitirá que se proceda con la quita de la deuda pactada entre Grecia y los bancos privados.
Sin préstamo y sin quita, Grecia se encaminaría hacia la bancarrota el próximo 20 de marzo, cuando tiene que desembolsar 14.400 millones de euros en vencimientos de deuda, de los que carece.
Yorgos Karatzaferis, líder del ultraderechista LAOS y tercer socio de la coalición de Gobierno, criticó hoy duramente a la canciller alemana, Angela Merkel, y al presidente francés, Nicolás Sarkozy, acusándoles de haber procedido con un "segundo Munich", en referencia a la conferencia de 1938 en la que Francia y Gran Bretaña transigieron ante las demandas de Hitler.
"Grecia hace frente a una campaña agresiva de humillación y eso el Gobierno griego está obligado tenerlo en cuenta", denunció.
Además, advirtió de antemano que no apoyará un acuerdo que "este en contra de la constitución griega" y exigió que el Parlamento Europeo se pronuncie sobre si las exigencias de la UE a Grecia son conformes a los tratados europeos.
Un diputado del gobernante PASOK, Jristos Magkuris, anunció hoy que no votará a favor de las medidas de la "troika" cuando sean sometidas a tramitación parlamentaria: "prefiero la pobreza a la humillación y la esclavitud".
Además, el Gobierno de coalición se está viendo desbordado por la presión social.
La huelga general de hoy, convocada por los sindicatos mayoritarios en contra de las exigencias de la troika, fue secundada por el 80 % de los trabajadores del sector privado y por el 90 % de los funcionarios públicos.
El transporte, especialmente el marítimo, así como las escuelas, hospitales y organismos estatales, se vieron afectados por el paro.
Al menos 20.000 personas se manifestaron en el centro de Atenas al grito: "¡Fuera la troika de Grecia!".
Alexis Tsipras, líder del quinto partido en el Parlamento, el izquierdista SYRIZA, dijo que una quiebra desordenada de Grecia -el escenario más temido por los mercados y la Unión Europea- "es una opción" porque, de este modo, no serían sólo los griegos los que asumiesen todo el daño, sino también "los bancos y Alemania". EFE
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