Redacción de Economía, 6 nov (EFE).- Las medidas de estímulo monetario adoptadas por el banco central estadounidense han gravitado sobre una semana que queda a la espera de la cumbre del G20 de la próxima en Seúl.
La Reserva Federal (Fed) anunció el miércoles con una inyección masiva de 600.000 millones de dólares, mediante la compra de deuda pública durante ocho meses, hasta junio de 2011, para combatir la anemia de la economía estadounidense, con la que se pretende aumentar el crédito, crear empleo, impulsar el consumo e impedir la deflación.
La semana dejó algunos datos alentadores, entre ellos un significativo aumento mayor a lo esperado en octubre de las ventas al por menor, que debe continuar al menos hasta la Navidad, y del empleo en el sector privado por vez primera desde abril. La tasa de paro nacional se mantuvo en el 9,6% o 14,8 millones de personas
Los planes del presidente Barack Obama de acelerar el crecimiento económico pueden chocar en la Cámara de Representantes con la obstrucción del Partido Republicano, tras lograr una flamante mayoría en las elecciones de medio año del martes pasado.
La expansiva política monetaria del banco central estadounidense desató muchas críticas, entre otras que Washington hace reproches a Pekín por mantener artificialmente bajo el valor del yuan mientras ahora adopta medidas que debilitan el dólar en perjuicio de otras divisas.
El presidente de al "Fed", Ben Bernanke, se defendió el mismo jueves argumentando que la economía "tiene considerable capacidad de maniobra y margen para una política monetaria que mejore el empleo sin el riesgo de un recalentamiento".
Su homólogo del Banco Central Europeo (BCE), el francés Jean-Claude Trichet, se manifestó confiado en que Washington no esté jugando la baza de un dólar débil.
Alemania, China y Brasil, entre otros alzaron sus voces, por considerar que tal masa de dinero circulante puede provocar una escalada en la llamada "guerra de divisas" o que el exceso de liquidez cause una burbuja en las economías emergentes o se dañe la confianza internacional en la recuperación o cunda un proteccionismo compensatorio.
El BCE se desmarcó claramente de la "Fed" mientras el euro se robustecía respecto a la divisa estadounidense hasta el nivel de 1,43 dólares (el más alto desde enero pasado), aunque la presión disminuyó el viernes.
Trichet anunció el jueves el mantenimiento de los tipos en el 1% y prometido para dentro de un mes un tratamiento a los bancos adictos a las ayudas gubernamentales y el dinero barato que ofrece la institución.
Las asperezas pueden ser limadas en la cumbre de gobernantes del G20 que se celebrará en Seúl los días 11 y 12 próximos.
Mientras ocurría todo eso, Obama era degradado en la lista de la revista "Forbes" como la persona más influyente del mundo, pináculo al que ascendió el líder chino, Hu Jintao, cuya visita de Estado de tres días a Francia fructificó el jueves en contratos por 14.000 millones de euros para comprar productos europeos, especialmente 102 aviones del consorcio Airbus.
El segundo banco español, el BBVA, sorprendió al anunciar el martes su desembarco en Turquía con la compra mediante la compra del 24,9% del banco Garanti -uno de los mejores de aquel país- por 4.195 millones de euros, al tiempo que una ampliación de capital de 5.000 millones.
Sorpresas también en el primer grupo bancario de España con la transferencia de Ana Patricia Botín de la jefatura del Banesto al Santander UK, de donde saltó para el Lloyds Banking Group el portugués António Horta-Osório.
Wall Street se recuperó casi un 3% y alcanzó su máximo nivel en dos años. Tokio, São Paulo y Londres estuvieron en línea, aunque Hong Kong avanzó casi un 8%. En su conjunto las bolsas europeas ganaron un 1%, pero la española desentonó con una caída cercana al 3,6%.
El petróleo se encareció durante la semana un 6% (sobre los 88 dólares el barril en el mercado de futuros de Londres) ORO y el oro marcó un nuevo récord en 1.395,5 dólares la onza. EFE