MADRID (Reuters) - La economía española mantuvo en el periodo octubre-diciembre un fuerte ritmo de crecimiento que le permitió alcanzar una de las mayores tasas de crecimiento de la eurozona, pero la recuperación podría ralentizarse en los próximos meses ante un aumento de la inflación en el mercado nacional y mayores tensiones políticas a nivel mundial.
Con el consumo y el turismo como motores, el Producto Interior Bruto (PIB) creció en el cuarto trimestre un 0,7 por ciento respecto al tercer trimestre y un 3,0 por ciento interanual, en línea con lo previsto por los analistas y con las estimaciones del ministro de Economía, Luis de Guindos, y el Banco de España.
El dato anunciado el lunes por el Instituto Nacional de Estadística (INE) sitúa el crecimiento anual del PIB en el conjunto de 2016 en el 3,2 por ciento, tal como anticipaba el Ejecutivo de Mariano Rajoy.
Este incremento es igual al de 2015 y supone el tercer año consecutivo de reactivación económica tras una profunda recesión.
El sólido ritmo de expansión se conservó además en un año en el que el Ejecutivo estuvo diez meses en funciones ante el bloqueo político provocado por dos procesos electorales que dejaron un Congreso fragmentado.
No obstante, la aceleración de la inflación por el encarecimiento del petróleo podría frenar el crecimiento este año al limitar el poder adquisitivo de las familias, que habían impulsado el consumo aprovechando la contención de los precios.
Asimismo, economistas prevén que la creación de empleo avance a un ritmo más bajo, y el efecto de otros factores positivos como los recortes fiscales de 2015 podría verse atenuado.
No ayudará tampoco el contexto internacional, con un clima de temor por las políticas aislacionistas de Donald Trump y la decisión del Reino Unido de abandonar la Unión Europea.
La previsión del Ejecutivo para 2017 es de un incremento 2,5 por ciento en el PIB, con un exigente compromiso con Bruselas de reducir el déficit público del 4,6 por ciento previsto para 2016 al 3,1 por ciento.