Por Sudip Kar-Gupta y Michel Rose
PARÍS, 20 dic (Reuters) - El presidente francés, Emmanuel Macron, se enfrentaba el miércoles a grietas dentro de su alianza gobernante después de que el Parlamento aprobara un proyecto de ley de inmigración endurecido, lo que provocó la dimisión del ministro de Salud en medio de las tensiones sobre la nueva legislación.
El proyecto de ley ilustra un giro a la derecha en la política en gran parte de Europa, ya que los gobiernos tratan de frenar el ascenso de la extrema derecha siendo más duros con la inmigración.
La nueva legislación, un compromiso entre el partido del presidente centrista y los conservadores, que se votó a última hora del martes, también mostró las dificultades para Macron de gobernar sin una mayoría parlamentaria, que perdió el año pasado.
Otros gobiernos europeos también han optado por políticas migratorias más duras, y la propia Unión Europea alcanzó el miércoles un acuerdo para remodelar sus normas de migración y asilo con el objetivo de limitar la llegada de inmigrantes.
En Holanda, el ultraderechista Geert Wilders ganó las elecciones del mes pasado tras la caída del anterior gobierno a causa de la inmigración. En Reino Unido, el primer ministro Rishi Sunak se enfrenta a profundas divisiones en su partido sobre las políticas de asilo.
En Francia, el ministro de Salud, Aurelien Rousseau, dimitió en protesta por el proyecto de ley de inmigración. "No me es posible defender este texto", declaró Rousseau, antiguo comunista, al diario Le Monde.
El endurecimiento de las normas, que incluyen cuotas migratorias, dificultades para que los hijos de los inmigrantes adquieran la ciudadanía francesa y retrasos en el acceso de los inmigrantes a las prestaciones sociales, se añadieron al proyecto de ley para obtener el apoyo de los legisladores de derechas para su aprobación.
El plan facilita la expulsión de inmigrantes indocumentados, al tiempo que suaviza los planes de flexibilizar los permisos de residencia para los trabajadores de sectores con escasez de mano de obra. Estas condiciones causaron malestar entre los legisladores más izquierdistas de Macron, y decenas de ellos se abstuvieron o votaron en contra el martes.
Macron tenía previsto defender la legislación en una entrevista televisiva más tarde en el día.
A primera hora del día, la primera ministra, Elisabeth Borne, rechazó hablar de crisis en el bando de Macron. "Hemos hecho nuestro trabajo, queríamos un texto con medidas útiles que reclamaban nuestros ciudadanos", dijo, y añadió: "Ahora sigamos adelante".
(Reporte de Sudip Kar-Gupta, Geert De Clercq, Ingrid Melander, Elizabeth Pineau, Nicolas Delame y Michel Rose; escrito por Ingrid Melander; editado en español por Natalia Siniawski Y Carlos Serrano)