Alexis Tsipras celebra la cómoda victoria de su partido en las elecciones griegas, situando las negociaciones sobre la deuda helena en el centro de su agenda. Ésta será, dice, su primera y principal batalla tras imponerse en las urnas por segunda vez en menos de nueve meses.
Tsipras advierte de que el camino no será fácil, empezando por las duras reformas económicas que su nuevo ejecutivo tendrá que poner en marcha por exigencia del paquete de rescate de 86.000 millones de euros acordado en julio.
Syriza llegó al poder en enero con una política radicalmente contraria a los planes de austeridad, aunque después tuvo que aceptar unas durísimas condiciones para acceder a su tercer rescate internacional. En esta nueva legislatura tendrá que ponerlas en práctica. De si lo hace, y de cómo lo haga, dependerá que la amenza de Grexit sea o no agua pasada.