Francisco Luis Pérez
Taipei, 31 mar (EFE).- Las economías de Taiwán y China avanzan
hacia la integración con el inicio de la segunda ronda de
negociaciones para la firma de un Acuerdo Marco de Cooperación
Económica, mientras la oposición teme la absorción política de la
isla.
Las actuales negociaciones, iniciadas el 26 de enero en Pekín,
buscan establecer el marco de un acuerdo de libre comercio, y en
esta segunda ronda el objetivo es determinar la lista de los
primeros productos y servicios que recibirán trato aduanero
preferencial.
Mientras la oposición independentista de la isla exige que el
acuerdo sea sometido a referéndum y teme que China lo utilice para
controlar la política isleña, el Gobierno isleño asegura que es un
mero pacto comercial y que no supone concesiones en el conflictivo
tema de la soberanía.
"Los sondeos muestran que del 60 al 70 por ciento de los
taiwaneses quieren que el pacto sea sometido a referéndum", dijo la
presidenta del opositor Partido Demócrata Progresista (PDP), Tsai
Ing-wen.
El presidente de la Unión Solidaridad de Taiwán, Huang Kun-huei,
dijo que el pacto "no es meramente económico como dice el Gobierno
sino que supone concesiones en el tema de la soberanía nacional".
Desde la óptica del Gobierno taiwanés el acuerdo busca
contrarrestar los efectos negativos de los pactos de libre comercio
entre China, las Naciones del Sudeste Asiático y Corea del Sur.
"La economía taiwanesa depende del comercio y casi un 40 por
ciento de las exportaciones se concentran en China, por eso el
acuerdo es necesario para mantener la competitividad en ese
mercado", dijo el vicepresidente taiwanés Vicent Siew.
Taipei también espera que el acercamiento económico aleje el
peligro de un conflicto armado y que China, tras firmar el acuerdo,
no se oponga con tanta firmeza a que la isla selle pactos similares
con otros países.
La oposición independentista desconfía de las intenciones de
China, que utiliza un doble rasero con Taiwán, marginando a la isla
en el escenario internacional y oponiéndose a que mantenga lazos
oficiales con otros países, y mostrando "buena voluntad" en los
lazos directos bilaterales.
"La política del garrote y de las amenazas militares practicada
por China desde las primeras elecciones presidenciales taiwanesas en
1996 le ha granjeado la enemistad de muchos taiwaneses", apuntó el
doctor en Derecho por la Complutense de Madrid, Chen Yea-hong.
Los expertos mantienen una visión más moderada, señalando efectos
negativos en algunos sectores, pero también la creación de una
sinergia industrial que reforzará tanto a China como a Taiwán.
"El punto central del futuro acuerdo es sentar las bases para que
las industrias de ambas partes se refuercen por medio de la
cooperación en inversiones y desarrollo tecnológico", expresó Cyrus
C. Y. Chu, presidente del Instituto de Investigación Económica
Chung-hua.
En las últimas semanas, el primer ministro chino Wen Jiabao
expresó la disponibilidad pequinesa a hacer concesiones comerciales
hacia "los compatriotas" taiwaneses, pero China también lanzó
airadas protestas cuando Washington aprobó un paquete de armas para
la isla.
Pekín parece estar dispuesta a que Taiwán mantenga la prohibición
de importar más de 830 productos agrícolas chinos, para no enemistar
a los agricultores isleños del sur de la isla, fuente de apoyo
electoral para la oposición.
El Gobierno del presidente Ma Ying-jeou, que dio un giro radical
a la política de afirmación independentista de su antecesor Chen
Shui-bian, ha puesto grandes esperanzas en el acuerdo para reactivar
la economía, superar su baja popularidad y ganar las elecciones del
2012.
El alto empresariado isleño, que mantiene fuertes inversiones en
China y reciben favores de Pekín, apoya la firma del acuerdo y busca
el máximo de concesiones chinas, mientras que las PYMES y el sector
agrícola mantienen sus reservas. EFE