Se conocieron las proyecciones del presupuesto 2010 del gobierno argentino el cual estipula un superávit fiscal del 1,5% del Producto Bruto Interno (PBI). Dicho nivel objetivo es la mitad del planteado en ejercicios anteriores cuando se planteaba un superávit fiscal primario del 3% del PBI.
La justificación a dicha reducción del superávit fiscal estimado para el 2010 se justifica ante la desaceleración en la recaudación, a no ajustar el gasto público para seguir sosteniendo la actividad económica y evitar un estancamiento de la misma.
Entre las proyecciones difundidas, se espera que la economía se expanda en un 3%, dejando en el olvido aquellas tasas chinas de crecimiento que logró alcanzar el país hace tan sólo unos cuantos meses.
En términos de proyecciones de precios, se anticipa una tasa de inflación del 7,5% (sólo alcanzable hasta el momento a través de la magia del Indec) y un tipo de cambio nominal que se ajuste al incremento de precios para finalizar el año en $ 4,25, de modo tal de no afectar al tipo de cambio real.
Por otra parte, según se anticipa del programa financiero, el gobierno deberá captar alrededor de US$ 13.500 millones de deuda para hacer frente a sus obligaciones, aunque, según afirma Ambito Financiero, el gobierno tendría que recurrir a los mercados voluntarios de deuda por US$ 4.000 millones.
La reducción en el superávit fiscal primario le resta margen de maniobra a un gobierno que tiene que hacer cada vez mayores esfuerzos por equilibrar las múltiples tensiones de la economía
La justificación a dicha reducción del superávit fiscal estimado para el 2010 se justifica ante la desaceleración en la recaudación, a no ajustar el gasto público para seguir sosteniendo la actividad económica y evitar un estancamiento de la misma.
Entre las proyecciones difundidas, se espera que la economía se expanda en un 3%, dejando en el olvido aquellas tasas chinas de crecimiento que logró alcanzar el país hace tan sólo unos cuantos meses.
En términos de proyecciones de precios, se anticipa una tasa de inflación del 7,5% (sólo alcanzable hasta el momento a través de la magia del Indec) y un tipo de cambio nominal que se ajuste al incremento de precios para finalizar el año en $ 4,25, de modo tal de no afectar al tipo de cambio real.
Por otra parte, según se anticipa del programa financiero, el gobierno deberá captar alrededor de US$ 13.500 millones de deuda para hacer frente a sus obligaciones, aunque, según afirma Ambito Financiero, el gobierno tendría que recurrir a los mercados voluntarios de deuda por US$ 4.000 millones.
La reducción en el superávit fiscal primario le resta margen de maniobra a un gobierno que tiene que hacer cada vez mayores esfuerzos por equilibrar las múltiples tensiones de la economía