Bruselas, 12 jul (.).- El Tribunal de Cuentas de la Unión Europea (UE) criticó hoy que la flexibilidad con que la Comisión Europea ha aplicado las normas de disciplina fiscal ha permitido reducir las exigencias de ajustes, lo que genera preocupación sobre si los países muy endeudados están listos para la próxima recesión.
"Las disposiciones en materia de flexibilidad introducidas por la Comisión no estaban sujetas a la duración del período de crisis y, de hecho, en la práctica llegaron demasiado lejos", dijo en un comunicado el miembro del Tribunal de Cuentas encargado del informe, Neven Mates.
El informe publicado hoy por los auditores incide en que la Comisión "ha ejercido sus facultades discrecionales de manera muy amplia a fin de reducir las exigencias de ajuste", tanto con las decisiones específicas como al establecer las normas de aplicación.
Esto, dicen, es "especialmente preocupante" en el caso de algunos Estados miembros con una elevada deuda pública porque "en la próxima recesión" los mercados pueden preocuparse por su sostenibilidad presupuestaria.
Y es que los auditores concluyen que, como resultado de esta flexibilidad, entre 2014 y 2018 varios países muy endeudados se desviaron de sus objetivos de déficit o se acercaron a ellos "a un ritmo tan lento que está lejos de garantizarse una mejora sustancial antes de la próxima recesión".
Los auditores señalan que lo que más preocupa es la evolución en España, Francia e Italia, países que estando bajo el procedimiento por déficit excesivo se desviaron reiteradamente entre 2014 y 2017 de sus objetivos y recibieron prórrogas para llevar su desvío por debajo del 3 %, cuatro aplazamientos en el caso de España que espera cumplir finalmente este año.
La Comisión Europea, que también ha sido criticada por este motivo por algunos Estados miembros, como Holanda, siempre ha defendido la flexibilidad y lo que considera una aplicación "inteligente" de las normas, en palabras del comisario de Asuntos Ecoonómicos, Pierre Moscovici.
Este fue el caso en 2016, cuando España se libró de una multa millonaria pese a haber incumplido su objetivo de déficit en 2015 y no haber hecho lo suficiente para corregir el desvío, sanción de la que también se salvó Portugal.
Los auditores recomiendan a la Comisión "aplicar normas más estrictas a los Estados muy endeudados", garantizar que los objetivos se cumplen en plazo y explicar mejor sus recomendaciones de política económica y los riesgos de no aplicarlas.
Las normas de disciplina fiscal de la UE se recogen en el denominado Pacto de Estabilidad y Crecimiento, cuyo fin es mantener los déficit públicos por debajo del 3 % del PIB, de modo que los países creen espacio fiscal ante posibles crisis y reduzcan su deuda hacia el límite máximo del 60 % del PIB, manteniendo así unas finanzas sólidas.
España es el único país que aún tiene un déficit por encima del 3 %, pero muchos Estados tienen una deuda superior al 60 % del PIB (la de España roza el 98 %).