Washington, 1 nov (EFE).- La Reserva Federal se reunirá esta
semana para discutir la política monetaria de Estados Unidos y, dado
el alto índice de desempleo y la baja inflación que hay en el país,
los analistas apuestan a que no habrá cambios en las tasas de
interés.
El Comité de Mercado Abierto de la Reserva, que maneja la
política monetaria de EE.UU., iniciará el martes una reunión de dos
días, al término del cual se espera con interés, más que la decisión
sobre los tipos, el diagnóstico sobre las perspectivas económicas.
La Reserva ha mantenido desde diciembre del año pasado los tipos
de interés a corto plazo -de referencia en EE.UU.- entre el 0 y el
0,25 por ciento.
Estos niveles históricamente bajos tienen como objetivo abaratar
la financiación de empresas y familias y, por tanto, sustentar el
sistema financiero en medio de la recesión más profunda y prolongada
desde la Gran Depresión de 1930.
Los operadores del mercado de futuros apostaban el viernes pasado
un 33% de probabilidades de que la Reserva aumente la tasa de
interés en su reunión de marzo, mientras la mayoría lo descarta.
Un mes antes el 47% de las apuestas iban por un ajuste de la
política monetaria en esas fechas.
El presidente de la Reserva, Ben Bernanke, y sus colegas en el
comité tienen razones para concluir que su actual política monetaria
es la más adecuada en la actual coyuntura.
La semana pasada, en su primer cálculo del Producto Interior
Bruto (PIB) en el trimestre julio-septiembre, la actividad económica
creció a una tasa anualizada del 3,5%, el primer crecimiento en
cuatro trimestres, lo que superó los cálculos más optimistas de los
analistas.
Después de una contracción del 0,7% en el segundo trimestre, el
buen desempeño del PIB en el tercero dio la primera nota de
reactivación en un año. Pero los analistas pronto señalaron que en
gran medida ese incremento respondió al plan de estímulo aplicado
por el Gobierno del presidente Barack Obama.
En febrero pasado el Congreso aprobó un estímulo económico de
unos 787.000 millones de dólares, de los cuales hasta el 30 de
septiembre se habían desembolsado unos 339.000 millones. El Gobierno
ha dicho que esta inversión ha permitido salvar o crear unos 650.000
puestos de trabajo.
El estímulo ha incluido un subsidio para la compra de
automóviles, y otro subsidio para la compra de viviendas, que
tuvieron su mayor impacto en julio y agosto. Algunos analistas
advierten que ahora podría ocurrir otro debilitamiento de la
actividad una vez que se disipe el efecto de esos programas.
El informe del PIB incluyó otro dato positivo para la Reserva: a
pesar de las enormes inyecciones de dinero en el sistema económico,
y casi un año de crédito barato, la inflación se moderó entre julio
y septiembre.
La inflación subyacente -un indicador que excluye los precios de
alimentos y combustibles y a la cual presta mucha atención la
Reserva Federal- fue del 1,4% en el tercer trimestre. En el
trimestre anterior había sido del 2%. EFE