Ricardo Santana
Dajabón (R Dominicana), 18 jun (EFE).- Desde hace doce días cuando comenzó la veda a los productos avícolas dominicanos, la cotidianeidad de los haitianos y dominicanos en la zona fronteriza en Dajabón (noroeste) se desenvuelve en medio de precariedad, momentos de tensión y escenas de hermanamiento.
Hoy los haitianos intentaban entrar en territorio dominicano para vender algunas mercancías y, posteriormente, poder comprar alimentos.
Algunos pocos lograron cruzar con éxito, pero a muchos otros les fue imposible ya que los soldados fronterizos impidieron su paso a territorio dominicano al no disponer de documentos.
"Solo quiero cruzar a Dajabón a comprar guineos (bananos) y sardinas para dar de comer a mis hijos, en Ouanaminthe, esos productos escasean", declaró a Efe el obrero haitiano Jean Oguí, mientras esperaba junto a otros de sus compatriotas en el portón fronterizo ubicado en el puente divisorio de la frontera.
El activista de la Brigada de Protección Civil y Derechos Humanos de Cabo Haitiano Yenne Cesarin dijo que lo que ocurre en la línea divisoria de los dos países es común en todas las fronteras del mundo.
Pero Cesarin reconoció, en declaraciones a Efe, que los conflictos entre haitianos y dominicanos se notan con mayor fuerza por la diferencia de culturas que tienen las dos naciones que comparten la isla La Española, de 70.000 kilómetros cuadrados, 48.000 de los cuales son la República Dominicana.
Subrayó, a su vez, que los habitantes de los dos lados de la frontera se necesitan mutuamente, ya que sus problemas son comunes, aunque admitió que en Haití, la situación es mucho más difícil que en la República Dominicana.
El presidente de la Asociación de Comerciantes Unidos de Dajabón, entidad que ayer convocó a un paro en la frontera en protesta por la veda que mantiene Haití a los productos avícolas y cárnicos procedentes de República Dominicana, afirmó que en los pueblos fronterizos no hay fuentes de empleo y que el medio de subsistencia más importante es el mercado común binacional que se celebra todos los lunes y viernes.
En ese orden, manifestó que los problemas que se presentan en el mercado común, afecta con mayor fuerza a los haitianos que habitan en pueblos y localidades fronterizos cerca de la República Dominicana, porque es "aquí donde se abastecen de la mayoría de productos que consumen".
El comerciante haitiano Humberto Brito Mercedes declaró a Efe, que "los ricos y muchos políticos" de su país no entienden que tanto los haitianos como los dominicanos que residen en ambos lados de la frontera tienen que vivir en armonía, porque las confrontaciones lo que hacen es ahondar los niveles de pobreza.
Brito Mercedes subrayó que cuando hay conflictos entre los dos países, los más afectados son los haitianos pobres, porque mientras en su país hay escasez, en República Dominicana hay abundancia de productos.
La senadora por la provincia de Dajabón Sonia Mateo dijo que el intercambio comercial entre haitianos y dominicanos en la parte fronteriza es de "suma importancia" para los dos pueblos, pero que cuando éste se suspende, los más perjudicados son los haitianos.
Por ello, añadió, el Gobierno de Haití al negarse a levantar la veda a la entrada de pollos, huevos y embutidos "cometió un error frente a su propia población que muere de hambre".
El profesor haitiano Calixto Montolío, a su vez, dijo que independientemente de que haya desacuerdos o no entre los Gobiernos de su país y de República Dominicana, la integración entre haitianos y dominicanos que viven en la franja fronteriza tiene que mantenerse, porque es un medio para su subsistencia.
"Si nos peleamos es peor, tenemos que vivir como buenos hermanos, cada quien respetando las leyes de los dos países, pero ese intercambio nadie logrará desbaratarlo", indicó Montolío a Efe. EFE