John C. Williams, Presidente y CEO del Banco de la Reserva Federal de Nueva York, compartió recientemente sus perspectivas sobre los efectos de la política monetaria en la actividad económica real. Sus comentarios tuvieron lugar en el Foro de Política Monetaria de EE.UU. 2025 en Nueva York, donde analizó un estudio sobre este tema.
La investigación presentó un análisis del momento y la magnitud de los impactos de los shocks de política monetaria en los niveles de gasto y empleo, tanto a nivel general como en sectores específicos. El estudio reveló que los efectos más significativos se observaron en vivienda, inversión empresarial y gasto en bienes de consumo, en ese orden. El impacto máximo en el PIB se registró después de un año y medio, mientras que el efecto en el empleo tardó dos años en manifestarse.
Williams señaló que los resultados del estudio estaban en línea con investigaciones previas. No obstante, destacó la importancia de las expectativas de inflación para comprender por qué la desinflación no ha provocado una desaceleración en la actividad real. Profundizó en este tema, analizando el comportamiento de las expectativas de inflación y cómo los shocks de política monetaria las influyen.
El CEO examinó dos cuestiones clave: si las expectativas de inflación se comportaron de manera diferente en los últimos cinco años en comparación con el período pre-pandemia, y los efectos de los shocks de política monetaria en las expectativas de inflación frente a sus efectos en la actividad real.
Ofreció una breve panorámica de la inflación y las expectativas inflacionarias durante la última década. Antes de la pandemia, la inflación era baja y estable, oscilando entre el 0% y el 3%. Sin embargo, se disparó durante 2021 y la primera mitad de 2022, antes de revertir gran parte de ese aumento.
Las expectativas de inflación a corto plazo reflejaron el aumento y la caída de la inflación, mientras que las expectativas a medio plazo se mantuvieron relativamente estables. Williams indicó que estas expectativas han vuelto ahora a los niveles que prevalecían entre mediados de 2013 y mediados de 2016, antes de que comenzaran a disminuir durante el prolongado período de baja inflación anterior a la pandemia.
En su análisis, Williams constató que la sensibilidad de las expectativas de inflación a las sorpresas inflacionarias, es decir, la diferencia entre la inflación esperada y la real, se mantuvo consistente durante los últimos cinco años en comparación con el período pre-pandemia. También observó que el co-movimiento de las revisiones en las expectativas a través de diferentes horizontes temporales fue algo menor en los últimos cinco años que en el período anterior a la pandemia.
Williams concluyó su intervención analizando la respuesta de las expectativas de inflación a los shocks de política monetaria. Descubrió que había un retraso de unos ocho meses antes de que el shock afectara las expectativas de inflación. La magnitud de las respuestas disminuyó con la longitud del horizonte de pronóstico, mientras que las expectativas de inflación a largo plazo se mantuvieron estables.
El CEO subrayó que estos hallazgos sugieren que los encuestados esperan que un shock inflacionario se disipe gradualmente en los años siguientes. Además, destacó que el enfoque claro y conciso del estudio fue fundamental para estimular investigaciones adicionales sobre los efectos de la política monetaria en las expectativas de inflación.
Este artículo ha sido generado y traducido con el apoyo de AI y revisado por un editor. Para más información, consulte nuestros T&C.