Madrid, 9 oct (.).- El consejero delegado de Repsol (BME:REP), Josu Jon Imaz, ha abogado por que los productos, en el mercado europeo, se graven por su huella de dióxido de carbono (CO2), independientemente de dónde se han producido, para evitar la falta de competitividad de la industria del Viejo Continente, "penalizada con anticipación".
Ha lamentado así que "esta misma tarde" se estén viendo perjudicados el empleo y la actividad industrial europea con la entrada, por ejemplo, de acero o vehículos eléctricos chinos, productos que lejos de reducir las emisiones, llevan aparejadas una intensa huella de CO2 en toda su cadena, desde su fabricación a su posterior transporte.
Durante la clausura del evento organizado este miércoles por la Fundación Repsol, Imaz se ha remitido a las conclusiones de los recientes informes Letta y Draghi, que arrojan, en su opinión, un "diagnóstico adecuado" de la pérdida de competitividad de la Unión Europea.
Desde su punto de vista, la clave ahora es apostar "fuertemente y sin complejos" por la industria europea en todos los sectores, "porque habrá autonomía estratégica y seguridad de suministro, y empleo industrial con buenos salarios".
A esta "apuesta industrial" habría que añadir algo "tan sencillo" como medir la huella de CO2 de cada producto que hay en Europa, "sea un coche, una pieza de acero o una tonelada de papel".
"Gravemos a los productos en el mercado europeo por la huella de CO2 que cada uno tiene", ha sugerido Imaz, que cree que, siguiendo dando un "giro radical" se evitaría la falta de competitividad de la industria europea "por estar penalizada con anticipación".
Además, ha añadido, bajarían las emisiones de CO2 y Europa ganaría en ventaja competitiva.
"Tenemos tecnología, talento y capacidad para hacer frente a una transición industrial que conlleve una fuerte descarbonización y llegar al objetivo de 'net zero' (o neto cero) para 2050 si se nos deja competir con tecnología", ha sentenciado el consejero delegado de Repsol.