Por Jonathan Spicer y Ann Saphir
NUEVA YORK/SAN FRANCISCO (Reuters) - La Reserva Federal de Estados Unidos, que enfrenta esta semana su mayor decisión de política monetaria durante la presidencia de Janet Yellen, pondrá en juego su credibilidad, más allá de si espera o sube los tipos de interés por primera vez en casi una década.
En cierta manera, cualquier cosa que haga o deje de hacer sería cuestionable, pese a que estuvo transmitiendo con cuidado su mensaje durante meses, diseccionando los datos económicos y construyendo cuidadosamente un consenso en torno a la idea de un "despegue" cauto y gradual desde los tipos cercanos a cero hacia niveles que considera normal.
Un coro de detractores destacados, incluyendo al ex secretario del Tesoro estadounidense Lawrence Summers, argumenta que subir los tipos ahora estaría mal, dada la turbulencia del mercado causada por las preocupaciones sobre la salud económica de China y el crecimiento global y la ausencia de riesgos inflacionarios domésticos.
Otros dicen que la credibilidad del banco central sufrirá si aplaza la medida, que viene telegrafiando desde hace tiempo, y prolonga la incertidumbre de los inversores sobre el momento del despegue.
El banco central, por su parte, ha dejado la puerta abierta a un modesto aumento de tipos el jueves, al cabo de un encuentro de dos días.
Recientes comentarios de funcionarios de la Fed sugieren que tratará de tranquilizar a los inversores con promesas de que cualquier cosa que decida continuará alimentando la recuperación económica.
"La Fed está ansiosa por empezar", dijo Scott Minerd, presidente de inversiones de Guggenheim Partners, en Los Angeles. "Si deciden subir los tipos creo que harán un esfuerzo para decir... que no hay prisa para hacer nada más", dijo.
"Si no los suben, mencionarán la turbulencia del mercado y dirán que un aumento de los tipos es inevitable".
Restaurar algo de claridad sobre las intenciones de la Fed no será fácil dadas las diferencias actuales entre los economistas y los inversores.
Un amplio grupo de economistas encuestados por Reuters la semana pasada apostó a un movimiento en septiembre por un margen menor; los economistas de los bancos que tratan directamente con la Fed, conocidos como operadores primarios, eligieron diciembre como la fecha más probable; y los operadores de futuros de tipos de interés de corto plazo daban una probabilidad de solo 25 por ciento a un alza de tipos esta semana.
Algunos dicen que la propia Fed complicó las cosas al abandonar su calendario de retirada de estímulos cuando temblaron los mercados financieros.
Primero, William Dudley, el influyente presidente de la Fed de Nueva York y votante permanente en temas de política monetaria, dijo en una improvisada conferencia de prensa el 26 de agosto que un alza de tipos en septiembre se había vuelto "menos convincente".
Dos días después, el vicepresidente de la Fed Stanley Fischer dijo en una entrevista por televisión que la volatilidad del mercado podría pasar y que era demasiado pronto para juzgar su significado.
¿PARTE DEL PROBLEMA?
Desde entonces, los mercados se calmaron un poco, pero siguen nerviosos.
"Cada vez estoy más de acuerdo con los que argumentan que la Fed se convirtió ahora en una fuente de inestabilidad en el mercado, y evitar hacerlo en septiembre elevará el riesgo de más turbulencias a lo largo de todo el 2016", dijo Erik Nielsen, un economista global de UniCredit (MILAN:CRDI) en Londres.
"Solo en circunstancias extremas la Fed debería reaccionar a los mercados. Cualquier otra cosa sugiere que han perdido el control".
En julio, Yellen, quien asumió las riendas de la Fed a comienzos del 2014, pareció inclinar el argumento a favor de un cambio de tipos en septiembre, diciendo en una audiencia legislativa que esperar más tiempo podría significar la necesidad de ajustar más rápido más adelante.
"Una ventaja de comenzar un poco antes es que tendríamos un sendero más gradual", dijo.
Sin embargo, al final del mes pasado, el presidente de la Fed de St. Louis James Bullard, un defensor de un rápido comienzo de las subidas, dijo a Reuters que si bien la mayor parte de sus colegas podría haber aceptado la visión de Yellen, los nervios del mercado podrían llevarlos a mantener los tipos.