Óscar Tomasi
Lisboa, 3 nov (EFE).- Los principales bancos lusos registraron durante los nueve primeros meses del año un importante descenso de sus beneficios, que se ha visto acompañado de fuertes pérdidas en Bolsa hasta dejar en mínimos su precio por acción.
La necesidad de reforzar sus provisiones y mejorar sus rátios de solvencia para dar garantías de liquidez y cumplir con los requisitos impuestos por Europa explican, en parte, una caída de las ganancias de entre un 30 y un 83 por ciento, dependiendo de la entidad.
Según las estimaciones del Banco de Portugal, que analizan la exposición a la deuda soberana de cada banco, las entidades portuguesas requieren para alcanzar estos objetivos 7.800 millones de euros adicionales antes del 30 de junio de 2012.
Precisamente por la obligación de reforzar sus fondos propios, algunos de estos bancos acometieron una ampliación de capital y otros ya anunciaron que seguirán el mismo camino, mientras cobra fuerza la posibilidad de que varias entidades admitan finalmente la entrada del Estado en su accionariado.
Estas ampliaciones, que diluyen la capitalización bursátil entre un mayor número de accionistas -por lo que baja el precio por título-, se han sumado a la inestabilidad vivida en los mercados, con los bancos como protagonistas de las mayores pérdidas.
Prueba de ello es que los tres bancos lusos que cotizan en la Bolsa de Lisboa tienen hoy un valor que apenas alcanza los 3.000 millones de euros, cuatro veces menos que la petrolera Galp, la mayor compañía en términos de capitalización bursátil del selectivo lisboeta.
Según publica hoy el diario económico luso "Jornal de Negócios", estas tres entidades financieras valen a la fecha 9.000 millones de euros menos que hace apenas año y medio.
El Banco Comercial Portugués (BCP), participado por el Sabadell, es el que arrastra mayores pérdidas bursátiles y su acción se cotiza ahora a apenas 13 céntimos, cuando comenzó el año a 54 céntimos.
Los títulos del Banco Portugués de Inversiones (BPI), participado por La Caixa, también han descendido significativamente y cada uno de ellos vale hoy 48 céntimos, lejos de los 1,2 euros que se pagaban a principios de 2011.
La acción del Banco Espirito Santo (BES), por su parte, cotiza hoy en el entorno de los 1,45 euros, prácticamente la mitad que hace diez meses.
El valor en Bolsa de las tres entidades podría incluso seguir bajando, según advierten los analistas, debido a la presión que ejercen los mercados sobre Portugal por la incertidumbre sobre Grecia, que necesita de un segundo rescate financiero.
Este difícil contexto se suma a la posibilidad de que varios bancos recurran a la ayuda pública para recapitalizarse, lo que diluiría aún más su capital, una opción que ya admitieron esta misma semana los responsables del BCP y el BPI.
De los 78.000 millones de euros prestados por la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI) que figuran en el programa de asistencia a Portugal, 12.000 ya fueron reservados inicialmente para hacer frente a hipotéticas necesidades de la banca.
Estas mismas entidades también han visto afectados sus beneficios, lo que contrasta con el ejercicio 2010 en el que presentaron sus mejores resultados de los últimos tres años.
Entre enero y septiembre de 2011, el BCP fue el banco que mayor descenso registró en este apartado, con una reducción del 72 por ciento, hasta los 59,4 millones de euros; seguido por el BES, que bajó un 66 por ciento, hasta los 137,8 millones de euros.
Menor fue la caída de las ganancias en el BPI, que se contrajeron un 29,8 por ciento, hasta los 101,5 millones de euros.
Todavía más relevante fue el retroceso en los beneficios del Santander Totta, filial lusa de la entidad española -que no cotiza en la Bolsa de Lisboa- y que ganó entre enero y septiembre 60,2 millones de euros, un 83 por ciento menos, debido en gran parte al refuerzo de sus provisiones.
Con estos resultados y ante las inciertas perspectivas, la banca portuguesa afronta el último trimestre del año bajo presión, con la posibilidad de recurrir a las ayudas públicas y la aparición de rumores sobre eventuales fusiones. EFE