Bruselas, 20 abr (.).- La Comisión Europea (CE) destacó este martes que la fiscalidad verde, que establece impuestos más elevados a las actividades más contaminantes, puede desempeñar un papel "clave" en la recuperación económica tras la pandemia del coronavirus.
"La protección del medioambiente y la mitigación del cambio climático están en el centro de nuestra estrategia de recuperación. En ese contexto, una revisión de nuestras políticas tributarias a nivel nacional, europeo y global puede ayudarnos a emerger de esta crisis más fuertes que antes. Ahí es donde la fiscalidad verde puede tener un papel clave", declaró el comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni, durante un evento sobre fiscalidad verde.
Recalcó que los ingresos conseguidos con impuestos verdes proporcionarán "un apoyo muy necesitado a las finanzas públicas y para la recuperación".
El 37 % de los fondos del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia, piedra angular del fondo de recuperación comunitario, debe destinarse a apoyar la transición ecológica.
Además, la Unión Europea (UE) pretende liberar para 2050 sólo el dióxido de carbono (CO2) que pueda absorber en su territorio, mientras que para 2030 espera recortar las emisiones de gases con efecto invernadero al menos un 55 % respecto a 1990. En la actualidad, los colegisladores comunitarios negocian la meta para 2030.
En ese contexto, Gentiloni recordó que la fiscalidad verde "pone un precio a las acciones y conductas que son perjudiciales para el planeta y aumenta los ingresos para promover economías y sociedades inclusivas y resilientes".
"Esto trata sobre implementar el principio de que el que contamina paga. La fiscalidad verde puede incentivar cambios en las costumbres de las empresas y en la conducta de nuestros ciudadanos. La fiscalidad verde puede promover un cambio hacia prácticas más sostenibles y procesos de producción que nos beneficiarán a todos nosotros en el largo plazo", comentó.
En ese sentido, insistió en que la CE está "comprometida a desarrollar un marco fiscal en el que las actividades que producen altas emisiones deban soportar un coste apropiado".
De hecho, indicó que en verano la Comisión presentará un paquete que incluirá la actualización de las normas sobre fiscalidad de la energía en la UE, ya que las actuales tienen casi dos décadas y ya no son acordes a los objetivos políticos presentes.
Agregó que la propuesta de Bruselas "racionalizará las tasas mínimas atribuidas a combustibles, de modo que los productos energéticos más contaminantes tengan una carga fiscal mayor que los menos dañinos para el medioambiente" y también abordará "el sistema anacrónico de exenciones y tasas reducidas para que todos los sectores económicos contribuyan a nuestros esfuerzos colectivos de transición ecológica".
Igualmente, tratará la cuestión de la "fuga de carbono" fuera de la Unión Europea, es decir, el posible desplazamiento de la inversión hacia países con límites de emisión más laxos, y cómo impulsar que productores no pertenecientes al club comunitario eleven sus ambiciones climáticas y ecológicas.
Asimismo, recordó que en el marco del fondo de recuperación, el Ejecutivo comunitario insta a los Estados miembros a implementar "impuestos verdes bien diseñados, que pueden permitir un alejamiento de impuestos basados en el empleo que son más perjudiciales para el crecimiento".
"Retirar los subsidios, exenciones y ventajas fiscales para actividades contaminantes podría ayudar a acelerar la transición verde en nuestros Estados miembros, al tiempo que se hacen sus sistemas fiscales más justos para los trabajadores", completó.
En cualquier caso, manifestó la disposición de los Veintisiete a trabajar junto con sus socios en la OCDE, el G20 y el G7 para diseñar impuestos verdes globales y fijar enfoques comunes sobre el precio del carbono, con vistas a lograr "un máximo de coordinación".
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