Por Christopher Thompson
LONDRES, 18 feb (Reuters Breakingviews) - Izar velas cuando otros estaban abandonando el barco ha sido una maniobra de inversión que ha acabado por salirle bien a quienes apostaron por un mercado inmobiliario español en crisis. Los inversores extranjeros como Blackstone (NYSE:BX) han disfrutado de grandes retornos tras haberse hecho con activos inmobiliarios a bajo precio cuando la economía del país tocara fondo hace siete años. Pero un plan del actual Gobierno de coalición entre el Partido Socialista y Unidas Podemos para controlar el precio del alquiler podría poner fin a su aparentemente imparable racha ganadora.
El recién elegido presidente del Gobierno de España, el socialista Pedro Sánchez, y sus socios izquierdistas están considerando poner un radical freno a la incontenida subida de precios en el país. Bajo los términos de su acuerdo de coalición, proponen que el Ministerio de Agenda Urbana, competente en materia de vivienda, elabore un índice oficial de precios para contener el aumento de los alquileres.
Su propuesta echa raíces en un escenario real. El inquilino medio español gasta una cuarta parte de su renta en la vivienda, muy por encima de la alrededor quinta parte que se dedica en Italia, Portugal y Francia, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico. Los alquileres han aumentado un 50% desde finales de 2013, aproximadamente el doble del ritmo de crecimiento del precio de compra de la vivienda, según un estudio del Banco de España. Aunque el porcentaje de personas viviendo en régimen de alquiler en España es bajo para los estándares europeos (alrededor de una quinta parte del mercado de la vivienda en general), la proporción está creciendo rápidamente, especialmente entre los jóvenes.
Estos factores explican en gran medida por qué la vivienda española se ha convertido en una de las apuestas inmobiliarias más codiciadas en el último lustro. Blackstone se ha convertido en uno de los mayores propietarios privados del país, con 15.000 viviendas multifamiliares para alquilar. Otros fondos de inversión como Bain Capital y Cerberus han invertido decenas de miles de millones de euros en viviendas, promotores inmobiliarios y préstamos hipotecarios.
Ahora los inversores extranjeros podrían irse a otros mercados. Al fin y al cabo, podrían obtener rentabilidades comparables o incluso superiores en Bélgica, Irlanda, Polonia y en muchas ciudades de Francia o los Países Bajos, frente a los rendimientos del alquiler del 3,5% o el 3,6% que ofrecen las propiedades residenciales de primera clase en Madrid y Barcelona, según la consultora Catella. El control de los precios del alquiler también podría afectar al valor de los inmuebles, según apunta un inversor, al disminuir el atractivo relativo de comprar una casa en lugar de alquilarla.
Hay no obstante algunos matices. Si el control del alquiler desemboca en una menor oferta de viviendas, la demanda de probablemente aumentará, lo cual impulsará los precios. Y el temor a una escasez de vivienda puede persuadir a algunas comunidades autónomas a evitar dicho control.
Por otra parte, Sánchez cuenta con una frágil mayoría parlamentaria de tan sólo dos votos, lo que podría dificultar la promulgación de políticas controvertidas. En cualquier caso, la vivienda española ya no parece una apuesta tan segura.
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(El autor es columnista de Reuters Breakingviews. Las opiniones vertidas en esta columna son responsabilidad exclusiva de su autor)
(Editado por Neil Unmack y Oliver Taslic; traducido por Darío Fernández en la redacción de Gdansk)