Buenos Aires, 24 feb (.).- La balanza comercial de Argentina sufrió un fuerte impacto negativo, cuantificado en 4.940 millones de dólares, por las consecuencias económicas mundiales de la invasión rusa a Ucrania, de cuyo inicio se cumple un año este viernes.
Ese cálculo, realizado por las autoridades argentinas, surge de la diferencia negativa entre las proyecciones previas a la guerra respecto a las importaciones de combustibles, las exportaciones agropecuarias y los costes por fletes y el comportamiento que efectivamente se dio en estos ítems tras la escalada de los precios internacionales por el conflicto bélico.
Según un informe del Ministerio de Economía argentino difundido hoy, el impacto negativo se hizo sentir con fuerza en el mayor gasto que debió afrontar Argentina para importar combustibles y por costes de fletes, que no llegó a ser compensado por los mejores precios internacionales de los productos agropecuarios que exporta el país suramericano.
"Se observa un aumento del valor de las importaciones de combustibles en 3.757 millones de dólares en relación a los 1.999 millones proyectado a precios preguerra. En relación con el complejo agroexportador, se evidencian exportaciones netas por un total de 617 millones adicionales a lo proyectado antes de la guerra", precisa el informe.
"El impacto final de la subida de precios internacionales a causa del conflicto en Ucrania se estimó en 4.940 millones de dólares", señala el informe oficial.
Según el Ministerio de Economía, durante el invierno austral de 2022 el saldo energético "fue significativamente negativo, totalizando una balanza comercial negativa producto de las importaciones energéticas", con "un aumento exponencial del déficit del sector energético en la balanza comercial con respecto a los meses invernales de 2021".
En este escenario, el Gobierno argentino desplegó una serie de acciones para intentar paliar las consecuencia del cambio de precios relativos, incluyendo incentivos para aumentar la producción doméstica de gas, la renegociación de los contratos de importación de gas natural desde Bolivia y la importación de energía eléctrica desde Brasil a precios más competitivos.