Lima, 24 feb (.).- La agencia Moody's cifró este viernes un crecimiento económico del 2,3 % en Perú para este año, aunque señaló que "todavía es pronto para determinar el efecto final de las protestas" antigubernamentales que estallaron en diciembre en el país y se cobraron la vida de 70 personas.
"Moody's Investors Services proyecta a la fecha un crecimiento de 2,3 % para el 2023, aunque todavía es pronto para determinar el efecto final de las protestas, en vista que se trata de un evento que sigue en curso. No obstante, el mes de enero claramente será negativo de cara al crecimiento del PBI", sostuvo la agencia.
En su último informe sobre los impactos de la crisis social en Perú, Moody's señaló que los efectos económicos variarán según los sectores y la ubicación geográfica, dado que la zona sur del país ha sido el epicentro de las protestas y "la que viene exhibiendo una importante desaceleración debido a los bloqueos de carreteras y la destrucción de bienes tanto públicos como privados".
Añadió que, si bien la expectativa de crecimiento de la economía peruana es menor y "con potencial sesgo a la baja", todavía se mantiene por encima del crecimiento esperado para otros países de la región como Colombia (1,5 %), México (2 %) y Brasil (0,7 %).
Sobre el año anterior, la agencia aseguró que el crecimiento del 2,7 % estuvo "por debajo de las expectativas", lo que se explica "en parte por la crisis política y social" de 2022", junto a los residuos de la pandemia.
Moody's, que en enero pasado cambió de estable a negativa la perspectiva de la calificación de riesgo del Gobierno peruano, tanto en moneda local como extranjera a largo plazo, resaltó que el convulso contexto social peruano está "mermando los índices de expectativas empresariales en lo que va del 2023".
Alertó, sin embargo, de que un potencial escenario de cambio electoral "podría debilitar aún más las expectativas producto de la incertidumbre que se generaría sobre el futuro de la economía".
Por sectores económicos, señaló que la producción minera, que representa aproximadamente el 10 % del PIB peruano, está afectada por el cierre temporal de la mina de estaño San Rafael, ubicada en la sueña región de Puno, colindante con Bolivia y reducto de las protestas antigubernamentales.