Por Dan Burns
4 nov (Reuters) - Las expectativas de que las señales de endurecimiento de los bancos centrales de Canadá y Australia impulsaran a los principales actores de la política monetaria mundial a acelerar sus propios calendarios de subidas de tipos se toparon con un muro el miércoles, cuando la Reserva Federal y el Banco Central Europeo coincidieron en que no debe esperarse un movimiento en este sentido tan rápido.
Los mercados de futuros de tipos y de bonos soberanos a ambos lados del Atlántico han estado elevando las apuestas por que la Reserva Federal y el BCE eleven el precio del dinero antes de lo previsto durante el último mes, ante un entorno inflacionario que no parece en sintonía con el mantra de la "transitoriedad" de los responsables bancarios.
Los movimientos en los mercados de futuros se aceleraron hace una semana, cuando primero el Banco de Canadá sorprendió a los mercados con indicios de endurecimiento de sus perspectivas, a lo que siguió esta semana el Banco de la Reserva de Australia, que apuntó a la proximidad de subidas en los tipos de interés, si bien el banco central australiano adoptó un enfoque más cauteloso sobre el calendario de las subidas.
Sólo en el caso de la Reserva Federal, los precios de los futuros han pasado desde el 1 de octubre de unas firmes expectativas de que suba los tipos una sola vez para finales de 2022 desde el nivel cercano a cero en el que se encuentran desde hace casi 19 meses, a un 50% de probabilidades de tres subidas de un cuarto de punto porcentual para finales de año a partir del martes.
El miércoles, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, señaló en términos inequívocos que ya es suficiente de estas especulaciones, horas antes de que su homólogo de la Reserva Federal estadounidense, Jerome Powell, diera a conocer el primer paso de su banco hacia una política postpandémica.
"En nuestra orientación futura sobre los tipos de interés, hemos articulado claramente las tres condiciones que deben cumplirse antes de que los tipos empiecen a subir", dijo en un acto en Lisboa.
"A pesar del actual repunte de la inflación, las perspectivas a medio plazo siguen siendo moderadas, por lo que es muy poco probable que estas tres condiciones se cumplan el año que viene".
Los inversores, que hasta ahora se habían mostrado fríos ante la anterior postura de Lagarde, hicieron caso de sus palabras el miércoles, con las apuestas sobre la próxima medida del BCE, una subida de tipos de 10 puntos básicos, retrasándose desde el próximo mes de octubre hasta diciembre de 2022.
Por su parte, Powell reforzó lo que los responsables de la Fed mantienen como una clara distinción entre la tan esperada "reducción" a cero de las compras de bonos semanales de 120.000 millones de dólares para mediados de 2022 -anunciada como se esperaba el miércoles- y futuras subidas de tipos. Sus comentarios en la conferencia de prensa posterior a la reunión indicaron que la Fed será paciente y esperará a que haya más crecimiento del empleo antes de subir los tipos de interés.
"Lo ideal sería que viéramos un mayor desarrollo del mercado laboral en un contexto en el que no hubiera otro pico de COVID. Y entonces podríamos ver mucho. Ver cómo reacciona la participación (laboral) en el mundo post-COVID", dijo.
"No creemos que sea todavía el momento de subir los tipos de interés. Todavía hay terreno que cubrir para alcanzar el máximo empleo", dijo Powell, añadiendo que pensaba que ese objetivo podría alcanzarse quizás a finales del próximo año.
Sus comentarios y los de Lagarde parecen anunciar un nuevo compromiso por parte de los dos principales bancos centrales del mundo con los marcos monetarios establecidos por ambos en el último año.
En el caso de la Reserva Federal, sus responsables se inclinan por una mayor tolerancia a la inflación -que actualmente se sitúa en torno al doble de su objetivo del 2% anual- con la esperanza de no ahogar una recuperación más completa del mercado laboral.
La economía estadounidense, a pesar de su rápido repunte este año, sigue estando en unos 5 millones de puestos de trabajo por debajo del nivel total de empleo del mes anterior al estallido de la pandemia, que desencadenó una breve pero aguda recesión.
Aunque los mercados de futuros de tipos de interés de EEUU siguen asignando una fuerte probabilidad a que la Reserva Federal acometa una subida por primera vez en su reunión del próximo mes de junio -el mismo mes en que parece que terminará la reducción de los estímulos-, las apuestas por una serie de subidas trimestrales después de esa primera han retrocedido notablemente.
"Aunque no se trató de una reunión ultra acomodaticia, el resultado está muy lejos de algunas de las decisiones más sorprendentes y agresivas vistas la semana pasada, como las del Banco de Canadá y el Banco de la Reserva de Australia", escribieron los analistas de Natwest Markets tras el comunicado de la decisión de la Fed y la conferencia de prensa de Powell.
Sin embargo, es posible que el espectáculo aún no haya terminado, ya que el Banco de Inglaterra se reunirá el jueves con un resultado que se considera el más impredecible en años. El gobernador del Banco de Inglaterra, Andrew Bailey, ha expresado su preocupación por una tasa de inflación que podría alcanzar el 5% este año, y al menos otros dos responsables de la política monetaria del banco central han compartido su preocupación
(Información adicional de Howard Schneider en Washington, Balazs Koranyi en Frankfurt y William Schomberg en Londres; Editado por Shri Navaratnam; Traducido por Darío Fernández)