Es el momento más esperado del año en la plaza principal de Fráncfort. Ya se ha colocado el tradicional árbol de Navidad, hay vino caliente, golosinas, regalos y un montón de adornos en los puestos del mercadillo navideño. Tras los mostradores, sonrisas que reflejan una mezcla de incertidumbre y gratitud:
- "Estamos muy contentos de poder estar aquí este año y agradecemos a Fráncfort que nos permita estar aquí. Estamos muy contentos de cumplir con las restricciones, como llevar una mascarilla y también llevarla al salir del puesto", explicaba Anuschka Haman, encargada del puesto de velas.
Otros no tienen tanta suerte. Muchos eventos festivos tradicionales han sido cancelados en países de toda Europa, con lo que conlleva en términos de pérdidas económicas. Aun así, algunos analistas auguran una recuperación en los meses venideros:
- "Aunque las perspectivas a corto plazo se han oscurecido para la economía y especialmente para el consumo privado, ahora es incluso más probable que, digamos, en febrero, la gente esté totalmente protegida y pueda volver a disfrutar de la vida casi con normalidad y a gastar dinero más o menos con normalidad", afirma Holger Schmieding, economista jefe del Berenberg Bank de Londres.
Flaco consuelo para aquellos fabricantes y comerciantes de productos navideños, que ven como, un año más, se les escapa de las manos su principal fuente de ingresos.