Paco G.Paz
Pittsburgh (EE.UU.), 24 sep (EFE).- Los líderes del G-20 inician
hoy con una cena de trabajo su tercera cumbre, en la que se esperan
declaraciones de intenciones sobre futuras reformas, pero pocos
compromisos concretos para llevarlas a cabo.
Según un borrador de la declaración final, a la que tuvo acceso
Efe, los dirigentes de los 19 países representados, más la Unión
Europea (UE), no harán referencia a la retirada de los planes de
estímulo, sino que se comprometerán mañana a "continuar respaldando
la actividad económica hasta que la recuperación se afiance
claramente".
Aun así, pedirán que se establezca, en cooperación con el Fondo
Monetario Internacional (FMI), "un proceso transparente y creíble
para retirar el apoyo fiscal y monetario extraordinario, y el
respaldo al sistema financiero".
Fijar ahora un plazo determinado para eliminar los planes de
estímulo, dicen los expertos, provocaría un desplome de los
mercados, ante la constancia de que los millones de dólares que
diariamente se inyectan en la economía tienen los días contados.
El borrador también habla de la conveniencia de que las
remuneraciones de la alta dirección de los bancos se vincule a
objetivos a largo plazo, pero sin fijar un tope específico, como
había insistido en particular el presidente francés, Nicolas
Sarkozy, con la oposición de EE.UU.
El texto pide que se llegue a un acuerdo internacional sobre este
punto antes de finales de año.
Otro de los temas en discusión que recogerá la declaración final
es la necesidad de que los bancos se doten de mayores recursos de
capital, con objeto de ganar solidez y evitar crisis como la que han
sufrido en el último año, como defendía Estados Unidos.
No obstante, cómo hará cada país para obligar a sus entidades a
dotarse de más recursos propios es algo en lo que no entra el G-20,
que se mueve en su declaración más por el terreno de las intenciones
que de las medidas concretas, como ha ocurrido en las dos citas
anteriores.
De hecho, el tema de las remuneraciones de los banqueros formó ya
parte de la declaración final de la cumbre celebrada en Londres en
abril pasado, sin que se haya prosperado en este aspecto desde
entonces.
El único punto concreto que ha podido avanzar era el reclamo de
los países emergentes como Brasil, China, Rusia e India, que pedían
un mayor poder de voto en el Fondo Monetario Internacional.
Aunque estos Estados pedían un 7 por ciento, el borrador
contempla que los países ricos transfieran "por lo menos" un 5 por
ciento de su voto en el FMI a las naciones en desarrollo
"dinámicas".
Los mandatarios del G-20 han comenzado ya a llegar a esta ciudad
del este de EE.UU., de pasado industrial, pero volcada hoy en las
nuevas tecnologías. La mayor parte viene de las Naciones Unidas, en
Nueva York, tras participar en el debate de la Asamblea General.
La cumbre arranca hoy con una cena de trabajo (23.30 GMT) en el
Jardín Botánico y Conservatorio Phipps, un edificio acristalado y
muy ecológico, que se precia de producir su propia energía y agua.
Los países habían elaborado para este cónclave varias propuestas
polémicas, que al final han tenido que ser suavizadas para lograr el
consenso de todos, como ha ocurrido con el tema de las
remuneraciones de los directivos o las exigencias de capital para la
banca.
Washington trajo a esta cumbre una propuesta llamada "Marco para
un Crecimiento Equilibrado y Sostenido", en la que trataba de
imponer compromisos para terceros países, como China, al que se
quiere obligar a confiar menos en sus exportaciones y a potenciar
sus mercados domésticos.
En esta iniciativa, EE.UU. se comprometería, por su parte, a
aumentar el ahorro interno, que es prácticamente inexistente, a
reducir su excesivo déficit público, mientras que a Europa se le
exigirían cambios estructurales para mejorar el clima de inversión.
En la declaración final, según el borrador, se ha obviado
cualquier mención específica de países, pero se hace referencia a la
necesidad de aumentar el ahorro privado y la reducción del déficit
en algunas naciones, y la promoción de la demanda interna en otras,
además de reformas estructurales que aumenten el potencial de
crecimiento.
"Si no hay un ajuste y realineamiento en las fuentes de la
demanda mundial, el FMI estima que el crecimiento global será
inaceptablemente bajo", dice el documento. EFE
pgp/mla/pmc
(con vídeo, audio y fotos)