Susana Irles
Lisboa, 4 oct (EFE).- El Gobierno portugués se comprometió hoy a mantener el plan de austeridad para garantizar el éxito del programa del rescate, aunque alertó de que su conclusión positiva depende también de la oposición y del Tribunal Constitucional.
Después del aprobado de la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI) al octavo y noveno exámenes al programa del rescate, el primer ministro, el conservador Pedro Passos Coelho, explicó en el Parlamento portugués que las medidas "restrictivas" deberán seguir en 2014.
Esos ajustes, que incluyen rebajas en pensiones y salarios de funcionarios, permanecerán activos "durante mucho tiempo", aunque no aclaró si habrá medidas adicionales en el presupuesto para el próximo año, que empieza a debatirse el 15 de octubre.
Cinco días después del varapalo electoral de su partido, el socialdemócrata (PSD), frente al socialista en las municipales, el jefe del Ejecutivo conservador aseguró que el país reúne "prácticamente todas" las condiciones necesarias para cerrar con éxito el programa de ayuda externa.
Como refuerzo de ese optimismo, anunció que hay "datos objetivos" para esperar crecimiento en el tercer trimestre de 2013, por lo que se prolongaría el ya registrado entre abril y junio respecto al primero del año.
En el segundo trimestre el Producto Interior Bruto (PIB) aumentó 1,1 % respecto del anterior y rompió con un declive de dos años y medio.
El escenario macroeconómico es cada vez más alentador, defendió Passos Coelho, que se hizo eco también de la mejoría de las previsiones económicas de la UE y el FMI.
Según estos pronósticos, la recesión será menor de la estimada este año, del 1,8 % en lugar del 2,3 %, y para 2014 se espera un crecimiento del 0,8 %, dos décimas más que hace seis meses.
Los cálculos están aún lejos de los realizados en 2011, en el comienzo del programa de asistencia cuando el FMI consideraba que Portugal crecería un 1,2 % en 2013 y un 2,5 % en 2014.
Pero sitúan en una mejor posición a Portugal frente a la prevista vuelta a los mercados en junio de 2014 tras el fin del programa, del que Portugal ha recibido un 90 % de los 78.000 millones euros pactados.
Passos Coelho subrayó que el país se acerca a un "momento histórico" y sostuvo que "todas las instituciones" portuguesas tienen una "noción clara" de ese desafío.
"Minimizar los riesgos depende del Gobierno, de la mayoría, de los otros órganos de soberanía y del principal partido de la oposición", recalcó.
La implícita advertencia a los partidos y al Tribunal Constitucional, que debe pronunciarse sobre ajustes en las pensiones y la función pública, se une a la realizada ayer en el comunicado de la troika.
Además de estar pendiente de la decisión de los tribunales, cuyos veredictos forzaron a idear nuevos recortes, el Gobierno observa la reacción de los mercados, que hoy aliviaron la presión sobre la deuda portuguesa, que bajó en todos los plazos tras el aprobado de la troika.
En el plazo de diez años, de referencia en los mercados, bajó en torno al 6,5 %, cota aún elevada comparada con lo registrado por otro país rescatado, Irlanda (3,77 %).
Ante ese relajamiento, el Gobierno y el Banco de Portugal coincidieron en considerar que se aleja la amenaza de necesitar un segundo rescate, rumor que alimentó el propio Passos Coelho hace dos semanas ante el aumento de los intereses, situados entonces en torno al 7 %.
El líder del Partido Socialista (PS), António José Seguro, afirmó que "hará todo" para evitar un segundo rescate, pero censuró la "autosatisfacción" de la troika y del Gobierno por el resultado de las últimas evaluaciones.
Seguro pidió "decencia en la vida pública" y realismo "para hablar de verdades" y negó ver éxitos en las conclusiones de las evaluaciones de la misión de la UE y el FMI. "Los portugueses sufren y el desempleo aumenta", afirmó en la sede parlamentaria. EFE
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