Lisboa, 19 nov (EFE).- La ministra portuguesa de Finanzas, Maria Luís Albuquerque, reveló hoy que responsables del Grupo Espírito Santo reclamaron al Gobierno que intercediese por ellos para lograr financiación y salvar el emporio familiar.
Albuquerque recordó que administradores de este grupo empresarial -uno de los más importantes del país- le pidieron personalmente que mediara ante la entidad estatal Caixa Geral de Depósitos para conseguir crédito debido a sus graves problemas financieros, y que a la postre acabaron por provocar su desplome.
La titular de Finanzas participó hoy en la tercera jornada de la comisión parlamentaria que investiga la caída del Banco Espírito Santo (BES), considerado la "joya de la corona" del conglomerado familiar y que terminó siendo intervenido por el supervisor bancario luso.
A preguntas de los diputados, Albuquerque confirmó que antes de estallar el escándalo tuvo varias reuniones con el entonces presidente del BES y a la vez la cara más visible del Grupo Espírito Santo, Ricardo Salgado, líder de una de las facciones familiares que lo controlan.
"En una de esas reuniones se me pidió alguna posibilidad de que hubiese una financiación por parte de la Caixa Geral de Depósitos", reconoció la ministra, quien no obstante negó cualquier tipo de intervención.
La actual titular de Finanzas aseguró que nunca interfirió en esa materia, y subrayó que "el Gobierno no habla con la administración del banco público sobre los créditos que debe o no conceder".
De esta forma, confirmó los rumores que ya existían en Portugal sobre los intentos de Salgado por recibir ayuda, bajo la amenaza de que el desplome del Grupo repercutiría negativamente en la economía nacional.
Sin embargo, Albuquerque desmintió que Salgado solicitara en algún momento al Ejecutivo fondos públicos para el banco que presidía, el BES.
"Nunca hubo ninguna petición, formal o informa, ni siquiera se hizo referencia a ello, para la recapitalización pública del BES", recalcó la ministra, quien señaló que el ex presidente de la entidad "sólo hablaba de las preocupaciones con el Grupo Espírito Santo".
Desde que a mediados de mayo aparecieran los primeros indicios de irregularidades, el conglomerado empresarial comenzó una caída en picado que terminó con sus principales sociedades declarándose en insolvencia y con el BES intervenido.
Albuquerque recordó que los administradores del banco "desobedecieron" las órdenes del supervisor, y justificó por ello que el propio regulador y el Ejecutivo defendieran su solvencia hasta poco antes de estallar el escándalo, ya que no conocían la verdadera gravedad de sus problemas financieros.