Maribel Izcue
Tokio, 16 nov (EFE).- El Producto Interior Bruto (PIB) de Japón
creció un 4,8 por ciento a ritmo anual entre julio y septiembre, su
mayor incremento desde 2007, que confirma que la segunda economía
mundial ha dejado atrás el fantasma de la recesión.
Se trata del segundo avance consecutivo del PIB nipón que, tras
una depresión de doce meses -la peor desde la II Guerra Mundial-,
logró levantar cabeza en el segundo trimestre de este año, cuando
creció un 2,3 por ciento.
Respecto al trimestre precedente, entre julio y septiembre el
aumento fue del 1,2 por ciento, informó hoy el Gobierno, el doble de
lo que preveían los analistas.
El dato del PIB supone un respiro para el país asiático, una de
las grandes víctimas de la ralentización global y que, con este
nuevo avance, ratifica el despegue de su economía.
Aunque el crecimiento del tercer trimestre supera de largo los
pronósticos, que auguraban un avance de entre un 2,2 y un 2,7 por
ciento interanual, el Gobierno advirtió hoy de que sobre el futuro
económico de Japón planean aún varias amenazas.
La casi endémica deflación es una de las más graves, a lo que se
suma la debilidad de un mercado laboral sacudido por la crisis,
según el viceprimer ministro, Naoto Kan, uno de los responsables de
la política económica y fiscal del país.
Kan, en una rueda de prensa en Tokio, consideró necesario
mantener vivas las políticas de estímulo para apuntalar la
recuperación.
En este sentido, sugirió que a corto plazo el Banco de Japón
(BOJ) no debería realizar grandes variaciones en los tipos de
interés, actualmente en el 0,1 por ciento, con el objetivo de
promover el consumo.
Insistió, no obstante, en que la economía nipona por fin "se está
recuperando", alimentada por la reactivación de la demanda interna,
que subió un 0,8 por ciento en relación a los tres meses anteriores.
La demanda externa aumentó un 0,4 por ciento, mientras que el
consumo privado, que representa cerca del 60 por ciento del PIB,
avanzó un 0,7 por ciento respecto al trimestre anterior.
Los números muestran que, tras la incertidumbre de los últimos
meses, los japoneses vuelven a salir de compras animados por
incentivos fiscales sobre algunos bienes duraderos, como los
vehículos ecológicos o aparatos electrónicos de bajo consumo.
En contraste con el crecimiento en términos reales -los que
excluyen la influencia de los precios-, en términos nominales el PIB
retrocedió entre julio y septiembre un 0,3 por ciento a ritmo anual
y un 0,1 respecto al trimestre anterior.
Esta diferencia entre el aumento real y el nominal es efecto de
la deflación, el gran caballo de batalla de Japón, donde los precios
han caído durante siete meses consecutivos.
Pero la mayoría de los indicadores apuntan a que el país pronto
hablará de crisis en pasado: las exportaciones subieron un 6,4 por
ciento en el tercer trimestre -el segundo en el año fiscal nipón,
que termina en marzo de 2010-, mientras las importaciones lo
hicieron un 3,4 por ciento.
La producción industrial, otro de los referentes para evaluar la
temperatura económica, se incrementó un 2,1 por ciento en
septiembre, en su séptimo mes consecutivo de subida.
Pese al alza, la producción industrial es todavía un 20 por
ciento inferior a la de hace un año, ya que la mejora de la economía
aún no ha sido suficiente para que Japón recupere el terreno perdido
durante la recesión, que la hundió hasta los niveles de 2003.
El optimismo cauteloso suscitado por el PIB contrasta con las
previsiones del Banco de Japón, que a finales de octubre pronosticó
que la economía nipona retrocederá más de un 3 por ciento en este
año fiscal, antes de recuperarse en el siguiente.
La difusión del PIB llegó con cierto revuelo por la filtración
del dato media hora antes de su anuncio oficial, después de que lo
adelantara en una reunión de empresarios el ministro de Industria,
Masayuki Naoshima, quien posteriormente se disculpó. EFE
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