Atenas, 5 feb (EFE).- El primer ministro griego, Alexis Tsipras, intentó hoy lanzar un mensaje de tranquilidad a los propietarios de depósitos al anunciar que "están garantizados", en respuesta al anuncio del Banco Central Europeo (BCE) de que no aceptará los bonos griegos como garantía en sus operaciones de refinanciación.
"Aseguramos que los depósitos en los bancos griegos están completamente garantizados", dijo Tsipras en un discurso combativo en la primera reunión del grupo parlamentario de Syriza, celebrada pocas horas después de que el BCE tomara la decisión de no aceptar a partir del 11 de febrero los bonos helenos, porque no está claro si Grecia va a acogerse a un nuevo programa de rescate.
La decisión supone que los bancos griegos no podrán recaudar como hasta ahora dinero del BCE, a un tipo del 0,05 %, y lo deberán hacer a través del mecanismo urgente de provisión de liquidez (ELA), a un interés que ronda el 1,55 %.
En principio la liquidez queda así garantizada, al menos para los cuatro bancos sistémicos, que son los únicos que tienen derecho a acceder a este mecanismo.
Las solicitudes de liquidez se revisarán además cada dos semanas.
La bolsa, que en principio abrió con un fuerte descalabro, fue recuperándose ligeramente a lo largo de la jornada, e incluso los bonos griegos a diez años mejoraron respecto a la jornada anterior.
Al cierre, el índice general de la Bolsa había cedido un 3,37 %, mientras que el bono a diez años bajó un 0,32 % hasta el 9,99 %.
El bono a tres años, que llegó a repuntar casi un 7 % a lo largo de la jornada, se situaba a las 15.30 GMT en 16,8 %, "sólo" un 1,92 % más que el miércoles.
A primera hora de la mañana, el portavoz del Gobierno, Gavriil Sakelaridis, había recalcado ya que no había "motivo de preocupación" pues se trata de una "presión política" por parte del BCE dentro del proceso de negociación de Grecia con sus socios.
"No chantajeamos pero tampoco dejamos que nos chantajeen", dijo Sakelaridis en declaraciones a la televisión privada "Mega".
El Ministerio de Finanzas recalcó que la decisión del BCE no es producto de una "evolución negativa en el sector financiero" y se produce "después de dos días de estabilización sustancial".
El ministerio subrayó que el sistema bancario se mantendrá adecuadamente capitalizado y completamente protegido a través del programa de ELA.
"Esta decisión pone presión sobre el Eurogrupo para proceder rápidamente a la conclusión de un nuevo acuerdo que sea en beneficio mutuo para Grecia y sus socios", recalcó el ministerio en un comunicado.
Algunos analistas señalaban en diversos medios locales y extranjeros que la decisión del BCE no debe forzosamente tener efectos demasiado dañinos sobre el sistema bancario griego.
De hecho, la exposición de los institutos crediticios a la deuda pública se ha reducido sensiblemente desde 2012, hasta en torno a los 21.000 millones de euros, según datos del Banco de Grecia citados por los medios.
Todo esto ocurría en una jornada en la que se constituía el Parlamento y el ministro de Finanzas, Yanis Varufakis, celebraba la que probablemente fue la reunión más complicada de su periplo por las capitales, con su colega alemán, Wolfgang Schäuble.
En la posterior rueda de prensa quedó patente la falta de sintonía entre ambos, y aunque Schäuble habló de conversaciones fructíferas, dijo que "estamos de acuerdo en que disentimos".
De nada parece haber servido que tanto Tsipras como Varufakis no se cansen de decir que el Gobierno necesita una ayuda financiera que sirva de puente entre el final de la prórroga del rescate y un acuerdo definitivo con los acreedores.
Desde todas las capitales se insiste en que Grecia debe presentar su programa y sus planes de financiación sin dilación.
Varufakis recordó en ese contexto que, antes de presentar nada a sus socios, el Gobierno debe poder tener primero la oportunidad de exponer su programa ante el Parlamento, que no se ha constituido hasta hoy.