Nada más llegar a Bruselas, el cesado presidente catalán, Carles Puigdemont, se puso en contacto con el abogado Paul Bekaert, especializado en casos de extradición y asilo político y que llegó a representar a una presunta etarra residente en Bélgica y cuya extradición finalmente fue rechazada en hasta tres ocasiones: 2004, 2005 y 2015.