Jesús María Alonso
Madrid, 26 feb (EFE).- La salida de la crisis económica mundial ha tropezado esta semana con una conflictiva situación en Libia, uno de los principales productores mundiales de crudo, que ha empujado al alza al precio del petróleo y ha causado nerviosismo en los mercados internacionales.
Una rebelión que sigue la estela de las recientes de Túnez y Egipto amenaza con derrocar al régimen autoritario de Muamar el Gadafi, lo que ha desbocado el precio del crudo por la posibilidad de que afecte al suministro internacional y la perspectiva de que pueda contagiarse a otros productores árabes, y, consecuentemente, repercuta de forma negativa en la tímida recuperación económica.
El crudo Texas cerró la semana en Nueva York a 97,88 dólares/barril, una subida en cuatro días (el lunes no hubo sesión por el Día de los Presidentes) del 13,54 %, mientras que el Brent, de referencia en Europa, acabó en Londres a 112,14 dólares/barril, apenas 78 centavos de dólar más que el viernes 18, pero llegó a rozar los 120 dólares/barril el jueves, el mayor precio en 30 meses.
La producción diaria de Libia es de 1,7 millones de barriles, de los que el 80 % van a parar a Europa. Cuenta con las mayores reservas de petróleo de África y los analistas creen que la duración del conflicto y la incertidumbre por la tensión política producida por el levantamiento contra Gadafi pueden llevar a un estancamiento en las economías motoras, sobre todo si se contagia a otros productores, y en especial a Arabia Saudí, Irán o Iraq.
Las petroleras extranjeras que operan en Libia suspendieron sus actividades y evacuaron a todo su personal, con lo que la producción del país norteafricano ha descendido notablemente. Sin nombrar a Libia, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) calcula que la reducción del bombeo de crudo es de entre 500.000 y 750.000 barriles/día, pero la petrolera italiana Eni habla de 1,2 millones de barriles, el 75 % de la producción total.
La clave ahora es el papel de Arabia Saudí, que ha intentado tranquilizar a los mercados petroleros a finales de semana al garantizar que los productores compensarán la pérdida de crudo libia, pero algunos analistas ven como un horizonte cada vez más posible el barril de petróleo a 200 dólares.
Los combustibles derivados del crudo también se han disparado, hecho que ha obligado a algunos países, como España, a adoptar medidas urgentes de ahorro energético para hacer frente al aumento de la factura petrolera.
La situación libia impulsó a la baja a Wall Street (-1,52 %), en una semana de cuatro sesiones que ha sido la peor desde principios de año y eso que el viernes cerró en positivo (0,51 %), gracias a la estabilización de los precios del crudo y al aumento de la confianza de los consumidores, y a pesar de que el PIB de EEUU creció cuatro décimas menos de lo esperado en el cuarto trimestre de 2010 (2,8 %).
En los parqués de Europa, Asia y Latinoamérica el comportamiento de los inversores ha sido similar: registraron pérdidas notables en la primera parte de la semana para salir airosos al final, incluso con ligeras ganancias.
El euro siguió en Fráncfort su escalada, pese a que el viernes hubo recogida de beneficios ante las perspectivas de que puedan subirse los tipos de interés en la zona euro y cerró a 1,3760 dólares.
En cuanto a empresas, ha destacado la adjudicación a Boeing de un macrocontrato de la Fuerza Aérea de EEUU para fabricar 179 aviones cisterna por 35.000 millones de dólares, en detrimento de la aeronáutica europea EADS.
También llaman la atención los resultados de General Motors, que ganó 4.688 millones de dólares en 2010, su primer año de operaciones tras la quiebra de 2009, y a pesar de las fuertes pérdidas en Europa (1.764 millones).
Grandes resultados los de la brasileña Petrobras (21.147 millones de dólares en 2010, o +17 %), por el aumento de su producción de crudo en Brasil y en el exterior; la petrolera hispano-argentina Repsol YPF (4.693 millones de euros, el triple que en 2009), y la española Telefónica (10.167 millones de euros, +30,8 %), por la compra de la operadora brasileña Vivo. EFE